martes, 29 de septiembre de 2015

Invasiones varias

 

¡Tengo goteras! (duda existencial: ¿por qué yo, por qué a mí?) y eso ha supuesto meter en mi vivienda primero a mi vecino de arriba, luego al perito de su compañía de seguros – ambos con cámara en ristre –, y después a los trabajadores que tengan que arreglar los desperfectos.

Ayer apareció el pintor de la compañía y se me metió en el baño que acababa de limpiar, y es que gracias a mi memoria de pez había olvidado por completo que me visitaría al mediodía. Me pilló justo, justo a la hora de comer. Me había preparado una pechuguita de pollo a la plancha, que por suerte ya había ingerido, y una deliciosa y copiosa ensalada que acabé de deglutir como un auténtico pavo en menos de un minuto (y eso que llevaba hasta aceitunas con hueso), es decir, el tiempo que tardó el buen hombre en llegar desde la portería hasta la puerta de mi casa Todo un récord, mi plusmarca personal.

Después de media hora de “madresmías” y “pordioses”  conseguí que me explicara que la filtración ha sido importante y, mientras repetía una y otra vez meneando la cabeza con resignación “el techo está fatal” y “se le va más del cincuenta por ciento” comprendí que primero habría que quitar la capa de pintura estropeada y dejar que se seque todo antes de poder remozar y dar una nueva mano.

Entonces le dio una especie de subidón de autoestima y se presentó a sí mismo como “todo un profesional” y “una especie en extinción”. Según él, la mayoría de sus colegas pintarían sin dejar secar, con lo cual sólo se consigue un apaño temporal, pero él no. Él es de la opinión de que, si hay que hacer algo, lo mejor es hacerlo bien desde el principio.

Una vez aclarada su filosofía vital, me dijo  que tenía que marcharse a por sus herramientas para empezar la faena. ¡Qué bien! –Pensé – ahora se traerá una súper lijadora o algo por el estilo y me lo arreglará en un tris. ¡Ja! Casi me da un ataque cuando vi a lo que se refería: en un  bote vacío de pintura de tamaño mediano traía una rasqueta, un trozo de esponja y el cepillo de una escoba. De eso me había estado hablando. ¡Ah, sí, y la escalera! Una de madera, de dos peldaños, bastante más pequeña que la que yo tengo en casa y que le acababa de ofrecer.

En fin, dicen que si la vida te da limones hagas limonada, y yo saqué de bueno de la situación que al menos pude charlar y reírme un rato, lo que no me vino nada mal. Desde luego, esto está muy lejos de ser una crítica o una queja. Este señor sí parece ser un “mirlo blanco” porque lo hizo todo bien, rápido y de forma muy profesional y limpia, lo cual agradecí infinito. ¡Si hasta me quería pasar el mocho después de barrer!  Y, después de todo, no le hizo falta más que su rasqueta, su cepillo de escoba y su esponja para dejarlo todo bien terminado. Ahora sólo queda esperar los quince días de secado como mínimo y aguantar con  más del setenta y cinco por ciento del techo de mi pobre baño despellejado.

¿De qué me quejo entonces? De que estoy invadida, porque primero fueron las dichosas hormigas, luego los obreros que arreglan la fachada y ahora los que en unos días tendré también desfilando dentro de casa. A ver si voy a tener que cerrarla por derribo, como hizo Sabina con su corazón…
 

 ¡¡¡Ay, cuánto echo de menos mi intimidad!!!
 

 
Imágenes tomadas de la red. Si el autor lo solicita, procederé a retirarlas del blog.

2 comentarios:

  1. Desde luego llevas una temporada que jeje,todo es invasión de tú casa, ay señor, pero bueno al menos ves el lado positivo de todo y es que te distraes hablando y al menos te lo dejan bien, de modo que al mal tiempo buena cara, espero que tanto la fachada de tú casa como la gotera acaben lo mas pronto posible, y te dejen tranquila . y eso si tienes suerte de topar con alguien que lo deja todo decente y bien, me alegro porque hoy día eso es difícil de encontrar. Gracias por hacerme reir y pasar un rato divertido, eres genial, bueno ya te lo he dicho muchas veces. besos. tere

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    1. Uff, mil gracias por tus buenos deseos, pero esto va para rato. Me alegro mucho de haberte hecho pasar un rato divertido, esa era la intención. Gracias por leerme. Besitos

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