Así es como me
siento esta mañana gris, muy filosófica y meditabunda. Lo de Gretel es porque,
como el personaje del cuento, voy dejando miguitas de pan durante mi paseo
matutino, aunque en mi caso no es para encontrar el camino a casa, sino para
que mis gorriones (que no pueden acceder a mi terraza porque está en obras)
tengan la comida a la que les he acostumbrado.
Durante el
sábado y domingo, que no están los obreros y nos dejan descansar a todos del
ruido, se la llevé a la playa, justo
debajo de la palmera donde anidan; hoy se la he puesto en otro lugar, algo más
alejado, pero donde también acuden al oírme silbar. Y así ando, ya digo, como
una Gretel entrada en años desparramando trocitos de pan por doquier.
No voy, como
en el cuento, acompañada de Hansel, sino de Fibi, que me mira fijamente con
esos ojazos suyos tan expresivos. Parece quejarse porque a ella no le doy
“chuches”. Es golosa, mucho, y tremendamente dominante y, aunque ha aprendido
a convivir con los okupas del balcón, que picotean el pan delante de su morro
sin que se inmute, no le gusta precisamente que les dedique mis atenciones, así que en cuanto me oye silbar ladra para exigir su parte, una especie de
“impuesto revolucionario”. Y, como ve que no consigue su objetivo, me
extorsiona con quejidos lastimeros.
También me ha
dado por pensar que no me espera una casita de caramelo, si no un apartamento
invadido y limitado por un andamio que los trabajadores, cargados con taladros
y martillos, recorren de arriba abajo como enormes carcomas que devoran el
edificio. Unos bichejos terriblemente ruidosos, os lo aseguro. Con tal de no
oírlos retrasaría indefinidamente el momento de volver, pero luego pienso que,
al llegar, me espera mi desayuno… ¡Y se me hace la boca agua sólo de imaginarlo!
Así que olvido a las carcomas y su runrún, dejo de lado las filosofías y
acelero el paso. Me muero por regresar a casa.
Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé
a retirarla del blog.
Me a encantado y si te confieso que me da pena que la pobre de fibi no tenga recompensa alguna pobrecilla, ten cuidado no se te vuelva celosa jejeje,
ResponderEliminarLa verdad espero y deseo que tus albañiles dejen pronto de martillear y tus gorriones vuelva a tú balcón, ya que junto tus vistas es una de las cosas que me gustan de tu casa.Es una gozada. un beso. tere.
No veo el día en que me dejen en paaaaz
EliminarNo crea que te lo digo en broma un día instalaré mi cama en nueva terraza y con las brumas del mar. ni me verás ni me oirás, pero estaré!!!!
ResponderEliminarjajajaja... pero por ahora ESTOY INVADIDA
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