viernes, 25 de septiembre de 2015

Imaginación calenturienta

 

Tengo un catarro de los gordos. Ayer me encontraba tan mal que pedí cita con el médico de cabecera. Volví a casa con el diagnóstico que me imaginaba y cargada con antibiótico, paracetamol, mucolítico y jarabe para la tos. No pude ni cenar del dolor de garganta y como preveía una noche de insomnio, me tomé con el resto de las pastillas una de Dormidina. ¡Menudo cóctel!

Me he despertado muy tarde, a las ocho (normalmente a las seis y pico ya estoy en danza) y a toda prisa me he lavado y peinado y he salido con Fibi a dar una vuelta. La he llevado por el paseo de la playa, que nos encanta, y he aprovechado para hacer unas fotos… o al menos lo he intentado, porque cada vez que encuadraba, un misterioso rayo rojo aparecía en la pantalla y la cámara se apagaba sola así que me he hartado y  he decidido dejarlo para otra ocasión.

Fibi ha disfrutado de lo lindo persiguiendo palomas. Dos de ellas han sido lo suficientemente valientes como para quedarse mirándola desde lo alto de una farola, las demás han huido despavoridas. Las he observado, mientras mi gordi daba saltos para alcanzarlas y he descubierto con horror que ¡¡¡estaban sonriendo!!! Y, que yo sepa, las palomas no sonríen. ¿O si?

Inquieta, he dado la vuelta para regresar y he visto la fachada de mi edificio. Parece como si se la hubieran comido a pedazos, efectos de la remodelación. Entonces me ha dado por pensar que parecía una versión moderna y playera de “la casita de chocolate” y que tendría que andar con cuidado no fuera que unos ciclópeos Hansel y Gretel fueran a acercarse para acabar de devorarla, chafándonos de paso a mi y a mi perra con sus gigantescos zuecos de madera en su afán de dar bocados.

He acelerado el paso y he llegado a casa en un tris. Lo primero que he hecho ha sido ponerme el termómetro, pensaba que me habría subido la fiebre, pero no. Ni un grado de más, así que todo lo que ha pasado no ha sido efecto de la calentura, si no de mi imaginación febril. ¡Menuda guasa! Me he tomado el antibiótico con un zumo, he puesto a cargar la batería de la cámara (que estaba tan pocha como yo), me he vuelto a meter en la cama… y hasta ahora.
 
Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé a retirarla del blog.
 
 

2 comentarios:

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