lunes, 7 de septiembre de 2015

Divagaciones cibernéticas

 
No iba a sentarme más delante del ordenador por hoy, pero al final me han traído “trabajo” y aquí estoy. Mi tía, vecina y ex casera (le compré mi apartamento a ella) me ha pedido que le haga las copias de seguridad de su ordenador y que le pase de un disco duro a otro todos los documentos que tiene. Sin especificar el tipo de documento, seguro que me lleva más de diez horas. Lo hago de mil amores, poder ayudar a alguien a quien quiero siempre me satisface.
Lo malo es que eso de poner a hacer la copia sin más no va conmigo. Veo el ordenador encendido, trabajando solo y me digo “vaya pérdida de energía, de tiempo y de luz”. Y aunque en realidad no lo sea, puesto que trabajar  trabaja y mucho, prefiero estar haciendo algo mientras espero así que me siento delante de la ventanita mágica que me conduce a otros mundos, unos propios como este blog que escribo, dirijo y modifico casi a diario desde que lo cree, y otros ajenos, como las maravillosas páginas que puedes hallar diseminadas a lo ancho y largo del ciberespacio.
Me gusta mirar todo tipo de webs, saltar de una a otra dejándome llevar por mi intuición. (Me pasa igual con los diccionarios, me fascina ir de vocablo en vocablo, sorprendiéndome con su etimología o simplemente con su sonoridad. No importa si el diccionario es de castellano, francés o  inglés. El resultado es siempre el mismo: entretenimiento asegurado durante horas. Mira que me salgo barata.)
Puedo pasar horas mirando fotos de animales, leyendo reseñas de libros y películas, gugleando a los actores que me gustan, cotilleando las nuevas series que emiten en TV o buscando antiguas muñecas recortables. Si de niña me hubieran dicho que existiría Internet, jamás lo hubiera creído posible y eso que siempre he tenido una gran imaginación.
¡Tenemos prácticamente todo el universo a sólo un click de distancia! Aunque no pretendo decir que sea igual de fascinante puedo, ahora mismo desde el salón de mi casa, visitar el museo del Louvre (por cierto, me lo perdí cuando estuve en París, sólo lo ví por fuera) o dar un paseo por la Isla del Príncipe Eduardo. Escuchar un concierto al que no pude asistir, ver las fotos de unos amigos que están de vacaciones, o simplemente buscar alguna manualidad divertida e incluso recetas para hacer la comida de mañana. Todo. Suena rotundo, pero es así.
¿Y por qué contaba yo esto?  Ah, sí, porque me han traído trabajo y me da coraje que el ordenador se divierta solo. Pues nada, a navegar por la red se ha dicho.
Buenas noches a todos
 
Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé a retirarla del blog.
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por dedicarme tu tiempo. Me encantaría que dejaras un comentario, una huella de tu paso por mi pequeño mundo, al que eres bienvenido.