domingo, 13 de septiembre de 2015

Desayunos pantagruélicos




El desayuno es mi comida favorita desde siempre, es una que nunca me salto. Me despierto ya pensando en el festín que me aguarda porque, aunque lo que tomo no es nada del otro mundo, lo disfruto intensamente. Y en esta ocasión no me refiero, o al menos no exclusivamente, al hecho de tomarlo en un lugar privilegiado; tampoco al espectáculo gratuito que me ofrecen mis gorriones. Es que, simple y llanamente, me encanta desayunar.
Me preparo dos buenas tostadas. Cuando digo “buenas” quiero decir “buenas”. Grandes, a veces enormes, bien churruscaditas, con pan de Muchamiel. Lo acompaño con tomate Raf recién rallado y un chorrito generoso de aceite de oliva (soy muy generosa, es mi carácter, y también se ve en lo que como); otras, de queso de untar “Light”, para desengrasar un poco, de ese que venden en Mercadona y que es bueno, “bien-rico” y barato.  Con el chorrito de aceite por encima. Y una chispa de sal. Y si se tercia, que últimamente suele terciarse porque me olvido de cenar y me despierto con un hambre canina, con una rodajita de jamón de pavo. Ñammmm… se me hace la boca agua sólo de imaginarlo. Y todo regado con el líquido de los líquidos, la bebida por excelencia que para mí sustituye cada mañana a la leche que tanto detesto y al café: la Coca-cola Light, bien fría, servida en un vaso largo. Y sí, ha de ser largo, largo y fino porque está más rica. Desconozco la razón pero es así. Lo devoro todo, sin prisa pero sin pausa, lanzando los consabidos “Mmmm… Ahhh… y otras interjecciones (alguna de ellas, inventada).
Hace dos años estuve a régimen. Recuerdo que lo que más sacrificio me costaba era ajustarme a la mísera rebanadita de pan de 40 gramos EXACTOS de peso antes de tostarla. Estaba tan frustrada que hasta escribí una poesía, una Oda a mi desayuno. No es un gran poema, lo sé, pero me divertí mucho escribiéndolo y os lo dejo para que lo disfrutéis también, espero al menos arrancar alguna sonrisa.
Y mientras lo cuelgo… voy a seguir soñando con mi desayuno de mañana.
Ciber-saludos y ¡a disfrutar!
                                                                       Chari

ODA A MI DESAYUNO

Cuarenta gramos mezquinos
de pan (aún no tostado)
untados de queso albino
- contenido en grasa: bajo-.

Lo extiendo con tanto mimo,
comedimiento y cuidado
que más que estar repartido
parece difuminado.

Lleva también un poquito
de tomate raf rayado
y no llega ni a un chorrito
de aceite, vaporizado.

Me lo como a bocaditos
ridículos y espartanos
que rumio, masco, insalivo,
saboreo bien y trago.

Desnatado y aburrido,
tomo un yogur de Hacendado
que casi (¡casi!) mastico
en mi afán por alargarlo.

Con un refresco “Light” frío
servido en un vaso largo
se da ya por concluido
mi desayuno menguado.

¡Veinte minutos lo estiro!
¡Veinte minutos lo aguanto!
Cuando termina, suspiro:
Hasta el almuerzo… ¡hay un rato!
            Chari B R - Julio 2013


Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé a retirarla del blog.


2 comentarios:

  1. La verdad tus desayunos son estupendos, son esos placeres que nos dan la vida, disfrutalos intensamente dia a dia, y con esas maravillosas vistas y los pajarillos, la vida necesita de momento sfelices como el tuyo y no es nada caro. besazos.

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    1. Esos momentos, como tu dices, son los que te dan fuerza para continuar!!

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