Siempre he estado convencida de que fui
hechicera en otro tiempo, de que tenía el poder de hacer magia, magia verdadera. Pero
eso no es algo que me sorprenda pues todas las mujeres de mi familia, de un
modo u otro, han tenido ese don, el de invocar a los elementos para conseguir
prodigios. Mis abuelas lo hacían y sus madres antes que ellas. En los tiempos
difíciles, mientras los hombres libraban combates en el campo de batalla, ellas
se las veían con los auténticos enemigos: la escasez, el hambre, el miedo, la
soledad; y aún así eran capaces de levantarse cada día para emprender su lucha
privada y hacer sortilegios: exorcizar
el miedo de un niño, hacerle creer que la bondad sigue existiendo a pesar de la
miseria que la circunda y creerlo una
misma. Mis abuelas eran hechiceras de este tipo, heredaron la sabiduría de
todas sus predecesoras y se la transmitieron a sus hijos del único modo que
conocían: con amor.
También mi madre tenía algo de bruja. Más de curandera,
quizá. Ella me ha enseñado a restañar las heridas con ternura y esperanza. Ella
y mi madrina, otra luchadora nata con alma de chamán y mente de guerrero, lidiaron en dos bandos: dentro y fuera de
casa; de ellas aprendí que, aún en tiempos de paz, la mujer continua peleando, librando su cruzada
cotidiana: una batalla para lograr tener una vida privada y un reconocimiento
profesional; una lucha para no confundir las dos esferas; un combate para
conseguir un poco de equilibrio.
Yo no soy de esa clase de mujer; tengo más de mística que
de luchadora, más de druida que de guerrera. Yo juego con la magia de las
palabras tratando de llenarlas del legado de pasión y ternura que he recibido
de mis abuelas, de mi madre y de mi madrina. Intento comunicar a mi modo este
aprendizaje vital que, sin palabras, ellas me fueron transmitiendo. Y también
soy capaz de provocar milagros, pequeños, de esos que sólo detectan de cuando
en cuando los seres queridos a quienes van destinados.
No utilizo varita ni preparo brebajes (o al menos no muy
a menudo) pero sí intento que la gente
que me importa sepa que puede contar conmigo y sano mis propias heridas con la
esperanza, intentando superarme a mí misma sin perder mi identidad.
Sé con certeza que los milagros cotidianos existen, los
he disfrutado, los he provocado. Milagros pequeños de día a día, milagros de
bolsillo y milagros de ida y vuelta,
porque todo el amor que entregas regresa a ti multiplicado. Sé que esto tiene
un nombre, pero no me preocupa desconocerlo. Yo lo llamo simplemente magia.
Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé
a retirarla del blog.
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Eres tan generosa compartiendo la magia que a tu alrededor todos vemos el halo que vas dejando. Un besito
ResponderEliminarJoooo qué bonitoooo... gracias :)
EliminarTuve un sentimiento, porque yo siento cosas de la gente, supongo que mi magia es a través de los sentimientos que yo he al ayudar a los demás cuando lo necesitan. También tengo visiones. Mi mamá tenía esos regalos también. Más allá de eso, no sé a ciencia cierta si había alguien más en la familia, porque cuando yo era joven simplemente no hablamos con nadie sobre tales asuntos. A excepción de la mamá y yo, que estábamos cerca. Gracias por compartir querida amiga Chari
ResponderEliminarSe nota que eres una persona "mágica". Gracias a ti por leerme y por tus comentarios, amiga. Mil besos
EliminarQué entrada más bonita!! Está llena de magia!!!
ResponderEliminarEres una hechicera de verdad ;)
Muchos besitos!!!
Ay, gracias Flora, un placer compartir hechizos con gente como tú. Besitos
Eliminarsi es cierto tienes magia, magia buena que transmites a todos los que te queremos es un verdadero lujo contar con alguien que es así, no la pierdas nunca. besos tere
ResponderEliminarMuchas gracias, Tere, eres un cielo. Besitos mil
EliminarUna preciosa entrada, Chari. Yo diría que las mujeres de tu historia y tú misma practicáis la magia del corazón. Sutil, cálida, discreta y sin artificios pero muy efectiva :))
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte!!
Un abrazo.
Muchísimas gracias, Julia, es un gustazo recibirte en mi blog... y en mi vida. Mil besos
EliminarPrecioso. Hay magia en tus letras. Un beso!
ResponderEliminarMuchas gracias, Eva, me alegro de que hayas pasado por aquí. Un beso
EliminarPues sí...eres hechicera, acabo de "ver" la magia q irradias con tu corazón, transmitiéndolo en cada palabra q escribes.
ResponderEliminarTe sonrío con el Alma.
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. Un beso enorme
EliminarKisses for you, Chari! You are indeed a sorceress. You are a witch whose power is there to share with those who need to physically feel better, or to see a hard time in life less difficult than it really is. You have learned to stand in your own power and to tap into all of the generations of women who have come before you. Any of us can do that if we so desire, and that is the thing that separates us: the desire to serve others. May you always be happy and caring, Chari! Many more kisses!
ResponderEliminarThanks, Paula. Muchas gracias por leer, comentar siempre de forma tan agradable y por tus buenos deseos. Un beso enormísimo
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