La luna
destila mercurio sobre mi cabeza. Subo las solapas del abrigo mientras me
interno en el callejón. El aire invernal convierte mi aliento en nubes ateridas
de blanco roto.
Doy un paso,
dos. Me sorprende el eco: un paso, dos. Continúo caminando y el fantasma de mis
pasos me persigue, repitiendo mis movimientos.
Un paso, dos.
Me detengo. Eco: un paso, dos… tres.
No quiero
girarme, no debo girarme… me giro y la descubro a lo lejos, acechando. No se
esconde, no disimula. La lengua se me ha convertido en metal y el frío congela
sobre mi rostro las gotas de sudor. Retomo el camino. De nuevo escucho mis
pisadas y su fatídico eco, cada vez más cercano. No intento correr, no servirá
de nada, pero tampoco dejo de andar.
Veo la puerta
de casa pero sé que ya es tarde, demasiado tarde: la siento a mi espalda. No me
vuelvo, esta vez no. Oigo el frufrú de su capa, tan negra como la noche y
escucho como la hoja de su guadaña corta el aire hasta hendir mi cuello.
La luna sigue destilando
mercurio sobre mí cuando la muerte me mira con sus ojos de cuencas vacías y sonríe.
Fotografía de +Juan Cabezuelo
¡Qué miedo! ¿pudiste dormir después? Besitos
ResponderEliminarNo, no pude dormir... pero porque tenía otro relato en mente :)
Eliminaruf que miedo, buen microrelato, pero menos mal que fue porque tenias otro en mente, el cual ya estoy deseando leer. un beso. tere
ResponderEliminarPues el otro también es de miedo, jajaja... un beso, Tere
EliminarHe tenido muchas experiencias como caminando a casa a pie oscura desde la más cercana pueblo, a 8 kilómetros. Afuera, en el país, no hay luces de la calle. el aire es todavía se puede escuchar los sonidos más pequeños. Un pequeño crujido en el bosque, probablemente, una ardilla, creo que es un gigante de venir a buscarme. O el sonido de mi propio pasos resonando en el bosque, un bosque lleno de monstruos. Yo era ciertamente feliz de llegar a casa y cerrar la puerta detrás de mí. Ahora las hadas, bueno eso es otra historia. Muchas gracias por compartir esta entrada interesante Chari
ResponderEliminarUfff, qué miedo debías pasar... seguro que mi micro te ha recordado muchas de estas cosas. Un beso, Cindy
EliminarUn relato fantástico de terror Chari, además parece real, es una típica situación o sensación que se tiene cuando vas por la calle solitaria, de noche y silenciosa, te parece escuchar cualquier sonido amenazante. En tu relato es aún más terrorífico el final, da miedo de verdad.
ResponderEliminarTe felicito.
Un abrazo.
Muchas gracias, Mila, me alegro muchísimo de haber podido transmitir las sensaciones que quería y que te haya gustado. Un beso enorme
EliminarUn micro genial, Chari. Tus palabras me han transportado a ese callejón y me han hecho sentir con nitidez esa sensación de que lo inevitable va a suceder. Cuando la muerte viene a buscarnos, no hay nada que hacer... ¡Muy bueno!
ResponderEliminarUn beso.
Me alegro mucho de haberte "transportado" hasta allí con mis palabras, mil gracias por leerme y por tu comentario tan amable. Un besazo
EliminarEstupendo, Chari. Yo no soy muy miedica y has conseguido darme repelús, jeje.
ResponderEliminarUn besote. :)
¡¡¡Vaya!!! Me alegro de haber conseguido mi objetivo... mil gracias por esta crítica tan amable. Un beso
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