Desde que me regalaron la cámara el día de mi
cumpleaños la llevo conmigo cada vez que salgo a pasear con Fibi, y vuelvo
siempre con un montón de fotos, muchas de ellas del mar. A lo mejor pensáis que
siempre inmortalizo lo mismo, pero no es así. Puede que la costa sí sea la
misma, pero el mar es cambiante, al igual que el cielo, y yo no me canso de
contemplarlo.
Me gusta mi mar en los días despejados, cuando las
olas reflejan los brillos del sol. Entonces tiene tonalidades verde y azul
claro, que cuando amanece se unen a los destellos anaranjados y al rosa pálido
del cielo y, en el crepúsculo, al violeta y al gris perla. Si hay viento suave,
se ven como borreguitos blancos, semejantes a las nubes, sobre las ondas
turquesa pero dibujados con burbujas salinas. Si hay temporal, es impresionante
observar como rompen las olas en el espigón, inundándolo todo de algas y
espuma, verde y plata.
Me fascina contemplarlo de noche, con la luna delineando
figuras imposibles en su superficie de espejo, perlando el oleaje con brillos
nacarados. En esos instantes, cuando el mar se viste de gala y luce sus mejores
joyas, su visión resulta sobrecogedora, casi hipnótica.
En los días nublados, cuando amanece cubierto de
nubarrones o simplemente no brilla el sol, el mar se tiñe de acero, del mismo
tono de la tinta que uso cuando escribo con pluma (que, siendo como soy, no
puede ser de un simple “azul marino”, faltaría más). Nunca me han gustado los
días nubosos, nunca… hasta ahora. Desde que vivo en este pequeño apartamento en
la playa incluso esos días me ofrecen un espectáculo mágico, un ambiente
distinto pero no por ello menos apetecible. Ahora los veo con otros ojos y
siempre encuentro algo que admirar, porque también ellos tienen su belleza.
Puede que sea porque he cambiado con la edad y mis
gustos son ahora distintos. A lo mejor es porque he “madurado” y en esta etapa
busco la belleza hasta en los días grises. O quizá sea, simplemente, que estoy
enamorada. Enamorada de mi mar.
Canción de mar
Canción de espuma plateada,
versos de lengua rizada,
besos de sal.
Ecos de mil caracolas
vibrando bajo las olas.
Inmensidad.
Mar insondable y sin dueño
condúceme al dulce sueño
con tu cantar.
Es una preciosidad que de vez en cuándo contemplo desde tu balcón. Besitos
ResponderEliminarEs una gozada...
EliminarLas que tenemos el privilegio de ver el mar cada dia, la verdad, es una maravilla, y efectivamente hasta los dias grises el mar tiene su encanto, es algo maravilloso. Quizas una de las cosas qu emas me gustan de tú casa es la maravillosa vista que tienes aparte de ser acogedora por la dueña y lo pequeña que es. Las fotos preciosas, me quedo con la segunda es una gozada esa tonalidad de rojos. un beso tere.
ResponderEliminarEs la foto del amanecer... me encanta.
EliminarI love the images that you make with words, Chari. Your "sea Song" is almost like a prayer, and the photos go well with your topic. The ocean beach is my favorite place. Thank you for sharing. Kisses!
ResponderEliminarThanks, Paula. Your comments are like poems for me... thanks again and again
EliminarBellísima entrada, amiga, la comparto con gusto.
ResponderEliminarMil gracias, Mamen, me alegro muchísimo de que te haya gustado y la compartas, es un auténtico placer. Feliz finde
EliminarQué maravillosa combinación de palabra e imágenes. ¡Comparto!
ResponderEliminarAbrazos y feliz semana,
Mil gracias, Carmen, un placer tenerte por aquí. Mil besos
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