Hoy no estoy inspirada, no sé qué contar, no
encuentro motivación. ¿Qué hacer? Escribir, escribir, escribir aunque sea sin
pensar. Así que aquí estoy, ante mi mesa, rodeada de azul, con los ojos
entrecerrados y la mirada errante que no termina de posarse ni en el monitor ni
en el mar. Mi trasero si que está bien
posado en el almohadón que acabo de poner sobre la silla, a ver qué remedio, me
duele todo el cuerpo, porque acabo de resbalar mientras paseaba a Fibi y me he
dado un buen batacazo. Por suerte no tengo más que dolor y un hermoso hematoma
en salva sea la parte… pero podría haber sido peor. Nota bene: TODO PUEDE IR A PEOR. (¿Qué es eso de
“nota bene”? Me suena pero no se de qué. Voy a guglearlo ya mismo. Veamos el
resultado: “expresión latina que significa 'observa bien' y se usa en un
escrito como indicación u observación que se hace para que el lector se fije
bien en un aspecto sobre el que el autor llama la atención”. ¡Qué guay! ¡Si la
he usado correctamente! Buena chica. Ya te doy el premio luego).
Son las nueve de la mañana y ya estoy pensando en lo que voy a comer... ¡Qué cruz! Quiero pizza. Me voy a dar un homenaje y, de
paso, voy a resarcirme por la caída de hoy y por el dolor de cabeza que me
provocan los obreros con los puñeteros taladros. Que asquito todo. Bueno, todo
no, la pizza no. Ni el mar, ni mi blog, ni Fibi. Mi pequeña sicópata está
escondida en el baño porque estoy usando el ordenador. No importa que no haga
ruido: ella desaparece, ofendida, triste y cabizbaja y sólo vuelve cuando lo
cierro. Me mira con recelo por si acaso se me ocurre poner música, pero cuando
ve que no parece que se alegra. Pero lo que le produce mayor placer es que me
eche en la cama, haciéndole compañía, y si la subo conmigo, flipa en
colores. ¡Que extraños somos! A mi también me produce placer su compañía, me
encantaría que estuviera ahora, a mi lado, mientras escribo. Y… ¿sobre qué
escribo?
Os podría hablar de “Bolo”, lo estoy viendo desde
aquí, tan despeinado como siempre, rebozándose en las algas que ha arrastrado la marea. O de su amo. Perro y dueño son clavados:
ambos parecen disponer de la eternidad para pasear, sin agobios, sin malos
rollos. Su aspecto es relajado, calmo, y aparentan poseer una paciencia
infinita. De cabellos largos (uno más que el otro, sobre todo ahora que el amo
se ha “esquilado”) dan la impresión de vivir del aire del mar, del sol y de la
arena, como si no necesitaran nada más que esto y su mutua compañía para
subsistir, como si todo el tiempo del universo les perteneciera. ¡Que envidia
me dan! Nunca tienen prisa, son amables, resultan relajantes y me caen muy, muy
bien.
Bolo es de los pocos perros a los que Fibi tolera; su
amo es uno de los pocos amos a quienes aguanto yo. Antes los veía más a menudo,
pero como tuve problemas con algunos del grupo del que forman parte dejé de hacerlo. No importa,
puedo vivir muy, pero que muy bien, si la excelsa compañía de los integrantes
de la psico-panda (mola el nombrecito, ¿a que sí? - Ver entrada del 2 de
septiembre, “pandilla psicótica”)
En fin, todavía no sé de qué hablar, pero al menos
tengo bastante claro que voy a comer pizza. Bueno, voy a ver si tengo todos los ingredientes no sea
que, al final, me quede sin hacerla. Ya sabéis: TODO PUEDE IR A PEOR. Mira que me gusta ser irracional a veces.
Y con esta acertada reflexión (la que está en negrita,
¿eh?) concluyo un monólogo absurdo-motivador que, con algo de esfuerzo y mucha
cara dura, me ha ocupado exactamente... ¡¡¡657 palabras!!! Anda que no lo he estirado bien. Y
con esto y un bizcocho… ¡Hasta mañana a las nueve!
Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé
a retirarla del blog.
Ah, pero que te haces tú las pizzas? Eres una caja de sorpresas, yo del congelador al horno directamente.
ResponderEliminarTambién todo puede ir a mejor, ¿Por qué no?
Ya te contaré un día lo de las pizzas, es todo un ritual. Y, claro que todo puede ir a mejor... en este momento estoy en la gloria!!!
EliminarY eso que no sabías qué decir! Jajajaja
ResponderEliminarTú piensa siempre que todo irá a mejor ;)
Un beso.
Sí, no sabía qué decir... y aún he cortado un trozo para que la entrada no quedara demasiado larga, jajaja. Gracias por pasarte a leer y comentar :)
EliminarNenaaaa! Sí que te ha cundido! Jajajajajaja. Yo también cocino mis propias pizzas y me salen...mmmm, bocato di cardinale!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la imagen de Bolo y su dueño paseando por la playa.
Abrazos, Chari
Gracias, Eva. Las pizzas están de muerte si las haces tú mismo, aunque reconozco que a veces la base la compro precocinada ;). Gracias por pasarte a leer y a comentar, me alegra mucho de que te haya gustado
EliminarAún así, te quedo una entrada muy bien explicada e inspirada, a veces solo hay que estar delante de la hoja y sale todo de golpe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, tienes razón: todo es ponerse, y escribir, escribir, escribir. Un beso
EliminarQue me tenga que enterar por el blog de que te has caído... A peor te va a ir cuando te pille!!! 👿😜
ResponderEliminarJajajá... ya te contaré, ya
EliminarMe ha encantado la descripción de Bolo y su amo . Parece que los estoy viendo
ResponderEliminarEs que son así, no se pueden describir de otra manera. Me gusta como son, me siento bien cuando los veo, me transmiten pazzzz
EliminarMenos mal wapa que no estabas inspirada que si llegas a estarlo jejee, te a quedado de fabula tu blog. La descripción de amo y perro me ha gustado mucho y me alegro de que al menos la querida fibi este a gusto con un perro, que es muy raro en ella lo se. felicidades por tú no inspiración. tere
ResponderEliminarSi, si en el fondo hay gente maja... y hasta Fibi tiene sus favoritos, como yo. Un besote
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