Seguro que
alguna vez os ha pasado lo que a mí, estoy convencida. Acabo de cerrar la bolsa
de basura, en apariencia no queda ya nada que meter en ella, así que ato bien
los cordones con un nudo doble (o triple, que me pongo a hacer nuditos y no
puedo parar, es una compulsión). Pongo la nueva, bien estiradita, con unas
cuantas hojas de papel de revista en el fondo para que no gotee (soy “mú
apañá”). Entonces, como por arte de magia, empiezan surgir cosas de las que
deshacerse: encuentro un pañuelo de papel que me ha robado Fibi y que estaba
escondiendo en su cama, el bote de coca-cola del desayuno que me había dejado
en la mesita del salón, una taza que se me desportilló ayer y que iba a
utilizar como macetero pero de la que decidí prescindir porque las cosas rotas
me dan grima, un boli que se ha quedado sin tinta…
“En fin,
paciencia –me digo –son cosas pequeñas, tampoco van a abultar tanto”. Las
acomodo en el cubo, chafándolas lo más posible, suspiro con resignación y
continúo limpiando. Ese es el momento en que la botella de amoníaco decide
exhalar su última vaharada penetrante y apestosa, seguida de una postrera lágrima fétida: ya tengo otro cacharro para
reciclar. “Caaaalma, no pasa naaaada” –murmuro entre dientes mientras abro el
frigo para coger una botellita de agua con gas. Y ¿qué diréis que veo? Dos
yogures caducados que había olvidado tirar. ¡¡¡Argggg!!!
Después de recogerlo todo me preparo para
darme una duchita relajante, creyendo que eso mejorará mi humor… pero entonces
¡se acaba el champú! Constato con aflicción y mucha, mucha mala uva que también tengo que reponer el carrete de hilo dental que se ha terminado
y el rollo de papel higiénico, al que le quedan dos peladas… y ahí, justo en
ese mismo instante, es cuando el mantra de la “paciencia” deja de ejercer su
calmante influjo y suelto un berrido que se oye a dos manzanas.
Es
una ley inmutable de la naturaleza: en cuanto atas los cordones de la bolsa de
basura, empiezan a aparecer trastos que reciclar. Moraleja: ¡NUNCA la cierres
antes de terminar de limpiar!
Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé
a retirarla del blog.
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Se me ha vuelto una cuestión de tozudez, cuando me pasa algo así cojo una bolsita y lo meto todo así va acompañada. Besos
ResponderEliminarSi, si solución tiene... pero reconoce que da muuuucha rabia. Un besote
EliminarJajajaj, a mí me pasa mucho!!!! Ahhhh y yo también pongo revistas al fondo para que no gotee,jejejeje.
ResponderEliminarUn besito y Murphy no nos deja avanzar,jaja.
Uff, si que es muy de Murphy... gracias por pasarte y comentar, Marigem. Un beso enorme
EliminarJajajaj. Yo creo que nos pasa a todos lo mismo. En mi caso, es mi marido el que cierra tanto la bolsa y a mí eso me pone super nerviosa, porque es lo que tú dices: ¡venga a aparecer cosas para tirar!
ResponderEliminarUn besico de miércoles, guapetona.
Sí, es acabar de cerrarla y empiezan a salir trastos, menuda guasa. Me alegra de verte por aquí, Sue, un beso enorme y gracias por comentar
Eliminarjaja lo que me he podido reir, y me ha venido bien después de tropecientos intentos para enviar el curriculum al carrefour para la campaña de Navidad, en fin la esperanza es lo último que se pierde, pues eso estaba de los nervios y con tú blog me he reido y al mismo tiempo me he sentido indentificada porque es cierto que cuando cierras la bolsa salen unas cuantas cosas para tirar y mira que siempre digo lo mismo, tengo que mirar antes de cerrarla pues nada, y lo de poner una revista o papel parea que no gotee también tengo esa sana costumbre. un beso y me encanta como relatas los acontecimientos que te ocurren. tere.
ResponderEliminarMe alegra que te guste lo que cuento y cómo lo cuento, y ¡¡¡ánimo con lo del trabajo!!! Mil besos
Eliminarjejeje lo tendré muy presente :P Muy divertido. :)
ResponderEliminarBesos, guapa. :)
Besos, Soledad, me alegra de que te haya gustado y que te haya hecho sonreír
EliminarJajajajajja qué bueno y qué verídico, Chari, es tal cual lo has descrito!! Me alegra mucho saber que tu paciencia es mayor que la mía, yo habría empezado a resoplar y maldecir bastante antes. Bien por tí :)
ResponderEliminarGracias por este ratito de risas, es un placer leerte!!
Besos de miércoles.
¡¡¡Pero si mi impaciencia es legendaria!!! En serio... Me alegro mucho de saber que te gusta lo que escribo, es todo un piropo viniendo de ti. Mil besos y gracias
EliminarIt almost never fails. I cannot get the spent coffee grounds into the full bag of trash and they must be the first thing to go into the new bag. Why is that? I have no idea but it just works that way. I do keep an eye on the fridge and I have fewer culture dishes of mold than I had at one time.
ResponderEliminarSí, son misterios insondables y sin explicación... lo único que queda es tomárselo a risa. Mil gracias por pasarte y comentar y feliz noche
EliminarTodo se termina a la vez...doy fe! Jajjaja! Buen relato Chari!!!! Besooos!
ResponderEliminarGracias, Hada, un beso enorme y me alegro muchísimo de que te haya gustado
EliminarJajajaja muy bueno Chari, es cierto, eso siempre pasa!!
ResponderEliminarBesin ;)
¿A que sí? Ya sabía yo que iba a encontrar quien apoyara mis palabras... mil gracias por pasarte y por comentar, estas palabras que me dejáis me alegran el día. Besitos
EliminarJa ja ja A mi lo que me suele pasar es q encuentro algo muy pequeño e intento buscar algun orificio en la ya atada...a veces, mision imposible.
ResponderEliminarMuy entretenido tu post.
Andaaaa... ¡¡¡yo también hago eso!!!... aunque intento evitarlo porque me cargo la bolsa la mayor parte de las veces, jajaja. Un beso, Ana, gracias por comentar
EliminarSí, me has sacado más sonrisa, pero cógelo con calma la basura es infinita. El lado bueno es que tienes, casa, champú, hilo dental... toda una potentada. ;)))
ResponderEliminarGracias por pasarte a leer y comentar, Pepa, me alegro de corazón de haberte sacado una sonrisa. Besitos.
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