Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita, procederé
a retirarla del blog.
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Mi nombre es Aquilia, y fui gladiatrix en los tiempos de Domiciano. Han transcurrido siglos desde mi nacimiento y, aún así, me sorprende lo poco que cambian algunas cosas. Sigo teniendo que soportar humillaciones incluso ahora, cuando no queda más recuerdo de mí que una mutilada estatua en bronce.
Os empeñáis en
pensar que soy un ejemplar más de eso que llamáis erróneamente “sexo débil”. ¡Hombres! ¿No os dais cuenta?
Si dejaseis de mirar mis pechos reconoceríais que lo que os muestro es el gesto
de la victoria, la cabeza inclinada en señal de respeto y el brazo en
alto, y que lo que llevo en mi mano es
el puñal curvo que tantas batallas me hizo ganar en la arena.
Luché a pecho
descubierto en los anfiteatros, a la luz de las antorchas, haciendo sangrar a
mis contrincantes hasta hacerles morder el polvo. En mi último combate, después de arrojar al
suelo mi escudo y descubrir mi rostro, el propio César alabó mi fuerza y mi
valor. No es un accesorio de belleza lo que alzo en mi diestra, señores míos,
sino un símbolo de coraje.
Y aún
demostrando nuestra valía como cualquiera de nuestros compañeros del género
masculino, se nos seguía sojuzgando. El propio Juvenal nos llamó “impúdicas” a
mí y a mis hermanas por luchar semidesnudas y portando un yelmo. Según él, esto nos convertía en marimachos
(perdonen este término tan anacrónico como grosero) que reniegan de su sexo
para consagrar su vida a la fuerza bruta. Seguramente le hubiese gustado más
vernos en casa hilando lana, cuidando de los niños… o totalmente desnudas en su
lecho.
No fuimos
nosotras las que decidimos luchar así, mostrando nuestros atributos, fue una
imposición más como la de llevar celada y rodilleras. Tengan en cuenta,
caballeros, que la mayoría de los espectadores que acudían a vernos luchar eran
hombres y había que ofrecerles, además de una buena lucha, un cierto impacto
erótico.
Hubiera sido
curioso ver pelear a mis compañeros sin las faldillas que cubrían sus
vergüenzas, pero como veis, siempre se nos ha exigido más que a los hombres.
Mucho más.
Lo triste es
que, tantos siglos después, continúa sucediendo lo mismo: cuesta que se nos
reconozca nuestra valía y tenemos que demostrarla, en ocasiones, por partida
doble. Hay cosas que no cambian y las mujeres seguimos siendo gladiadoras:
siempre nos toca luchar.
Qué triste tener que luchar para ser igual aún hoy, resulta anacrónico y hasta ridículo que sea así ¡un post muy justo Chari!
ResponderEliminarPues sí, no quería hacer un discurso feminista, pero es la cruda realidad. Un beso, Chelo, gracias por leer y comentar.
EliminarQué chulo. Hoy en día las cosas han mejorado pero falta tanto aún por hacer...feliz lunes!!!!!
ResponderEliminarPor cierto, suerte en el concurso.
EliminarEs cierto que han mejorado mucho, pero aún queda labor por hacer. Un beso
EliminarY gracias, por leer y comentar. Lo del concurso, para mi lo importante es hacer algo, participar. Me ha costado muchísimo este relato porque quería hacer algo original. No sé si lo habré conseguido, pero me lo he pasado pipa intentándolo.
EliminarMuy buen relato Chari. El feminismo es una reivindicación tan antigua como la discriminación femenina. Yo creo que viene de la prehistoria y probablemente se inició con la división del trabajo de las poblaciones de Homo ergaster. Costará llegar a una superación total de esta lacra, pero esperemos que generaciones futuras lo consigan.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos.
Me alegra de que el relato te haya gustado, no sabia por dónde tirar con lo de los gladiadores y esta imagen me dio la idea. No pensaba, la verdad, que me iba a quedar tan reivindicativo, pero me encanta. Un beso, Rosa, gracias por pasarte.
EliminarHago mías tus palabras, Chari, y las de Chelo, Marigem y Rosa. Qué largo combate... Y ahí estamos, y seguimos, siempre en la arena. Un fuerte abrazo, amigas.
ResponderEliminar¡¡¡Y lo que nos queda!!! Un fuerte abrazo, Carmen, y mil gracias por estar aquí y comentar
EliminarGracias Chari por trasladar una injusticia universal a través del tiempo. Desde el amanecer hasta nuestros días, la lucha continua.
ResponderEliminarAbrazos.
Me alegra mucho que te haya gustado mi relato, cuando lo empecé no sabía en qué iba a acabar, y mira... me ha quedado reivindicativo, pero me gusta mucho. Me alegro de que a los demás también. Un besote
EliminarMe ha gustado el relato en primera persona, aprovechando parte de la historia para hacer una reflexión con tintes reivindicativos. Un saludo!!
ResponderEliminarMe alegra de que te haya gustado, un placer tenerte por aquí Sonia, muchísimas gracias por venir y por comentar. Un beso grande
EliminarY es que queda tanto por luchar por desgracia, ojala el mundo se de cuenta algún dia de lo que valemos las mujeres que somos mucho mas que un cuerpo bonito y que somos tan valiosas e inteligentes como ellos o quizás mas. Y afortunadamente en la sociedad hay hombres que nos valoran a dios gracias, pero queda muchísimo por hacer, por eso hemos de seguir siendo luchadoras y reivindicar cada uno de nuestros derechos y como bien dicen ojala las generaciones venideras lo consigan. No me a gustado si no lo siguiente gracias por relatar tan bien. un beso enorme. tere
ResponderEliminarClaro que queda por hacer, pero todos evolucionamos. Y lo cierto es que sí que han cambiado mucho las cosas, para bien. Lo que pasa es que Aquilia me ha salido feminista, qué se le va a hacer, el personaje es así y no he podido cambiarlo. Me alegra de que te haya gustado, Un gran beso
EliminarCada vez me gustan más tus reivindicaciones..
ResponderEliminarGracias, ha sido una verdadera gozada leerte.
Me alegra que te guste lo que escribo, para mí si que es una gozada leer comentarios tan agradables como el tuyo. Muchas gracias. Un beso enorme
EliminarAins, ¿qué te digo, Chari? Lo resumo. Genial y que llevas toda la razón. Somos unas gladiadoras dentro y fuera de la arena (y eso que no soy una defensora a ultranza del feminismo, pero lo que es... es) ;)
ResponderEliminarMuy bueno, compi. :)
Un besote.
Yo tampoco soy defensora a ultranza del feminismo, pero mi protagonista sí, y no la puedo cambiar. Lo intenté pero no me dejaba. Hasta me cantó la canción de Julio Iglesias (La vida sigue igual)... no paró hasta que dejé el relato tal y como lo ves... La que manda, manda.
EliminarUn beso, Soledad
Magnífico relato. El hecho de que esté relatado en primera persona lo hace más intenso, más emocional. Gracias por hacer visibles a las mujeres que tánto han luchado por los derechos de todas, y que lo continúan haciendo no sólo públicamente, sino en su dia a día, en sus tareas habituales y su cotidianidad, reclamando su derecho a la excelencia sin tener que humillarse.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Elisenda. Como digo al resto de las compañeras, yo no soy una defensora a ultranza del feminismo, sí creo que hay cosas que pueden mejorar pero reconozco que en muchos sentidos el mundo ha cambiado. Ojalá sigamos evolucionando para convertirlo en un lugar mejor para todos. Un gran beso
EliminarUn fuerte aplauso para tu relato, Chari, me ha parecido genial. Usas el tema de los gladiadores, gladiadoras en este caso, para hacer una reivindicación bien sostenida en argumentos. Creo que es muy orginal tu forma de abordar el tema, me ha gustado muchísimo!!
ResponderEliminarUn beso, que tengas feliz lunes!!
Gracias, Julia. He tratado de darle un enfoque diferente porque en El Círculo de escritores está el listón muy, muy alto. Me alegra que te haya parecido original. Un beso enorme y feliz tarde.
EliminarTal cual Chari, luchamos el doble para que nos validen. El relato es excelente, felicitaciones por recordar a esas mujeres luchadoras que hasta ahora se reflejan en el presente. Un besote.
ResponderEliminarGracias, Mendiel, me alegra mucho que te haya gustado, ese era el objetivo. Lo cierto es que mi protagonista ha salido batalladora... quizá ella se ha atrevido a hablar más de lo que yo lo hago. Por algo era gladiadora. Un beso grande y feliz tarde
EliminarCon el vicio que había en la antigua Roma, sospecho que los gladiadores masculinos ya despertaban deseos sexuales a más de un espectador del mismo sexo jaja. Pero bueno, por otra parte, no hay que olvidar que ha habido mujeres luchadoras en todas las épocas, y han de reconocerse al mismo nivel que cualquier hombre luchador. ¡Un beso Chari!
ResponderEliminarJajajaja, tenía que haberlo escrito sobre eso, qué bueno. Un beso enorme, José Carlos, gracias por leer y por tu comentario.
EliminarWOW! What a wonderful first person commentary on our times by a Roman gladiator! The more things change, the more they stay the same. Outstanding commentary, Chari! One of the best i have read in some time. Thank you for sharing it on our Community. Kisses!
ResponderEliminarMil gracias, Paula, me alegra que te haya gustado. Lo comparto gustosísima con vuestra comunidad porque en ella estoy como en casa, me habéis acogido con mucho cariño y me siento muy feliz de compartir con vosotros todo los que escribo. Mil besos.
EliminarMe gustó esta historia mucho, y eso es muy cierto que los hombres deben reconocer que una mujer vale más que sus cuerpos desnudos. Tal vez algún día voy a volver en la espalda de un llameante dragón, con la espada en alto. {:o) gracias por compartir amiga Chari
ResponderEliminarSi encuentras un dragón reserva otro para mi, jajaja. Un beso, Cindy, me alegro de corazón de que te haya gustado la historia. Todo mi cariño para ti y tu comunidad a la que tanto quiero
EliminarLas mujeres, sea en la época que sea, siempre tenemos que demostrar más que los hombres. Yo creo que es porque, en el fondo, ellos saben que somos igual o mejores que ellos en muchas cosas.
Eliminar¡Buen relato, compi!
Un abrazo grande.
Es verdad, siempre tenemos que demostrar más nuestra valía. Ha habido mujeres luchadoras en todos los tiempos, y no todas eran gladiatrix. A día de hoy seguimos peleando... Me alegra que te haya gustado el relato. Un beso enorme
EliminarLeyéndote amiga Chari, acerca de esta primera feminista de la historia, que nos alegramos la hayas rescatado de la polvareda del olvido o del desván de la Inquisición de tinte machista como así lo demostró quemando por brujas a miles de inocentes mujeres cuyo "delito" fue su gran sabiduría de vivir en sintonía con los procesos de la tierra y siendo conscientes de ello además...pues nos sucede lo mismo que con la parafernalia que se ha montado en torno a estos atentados en París donde ahora todo el foco de la atención va dirigido a estas 125 personas fallecidas, pero en cambio, ¿qué atención se le está dando a tantos miles de fallecidos sirios o palestinos o nigerianos...que son víctimas diarias de guerras mucho peores que esa puesta en escena de París?.
ResponderEliminarBueno, con esto quiero decir, que ya llevamos mucho tiempo reivindicando estos derechos tan evidentes para la mujer, pero nosotras somos las primeras que fallamos luego cuando en casa al hombrecito de turno, le decimos que preferimos que no nos ayude a la hora de compartir esas "típicas y tópicas" tareas del hogar "endosadas" a las mujeres porque "valemos para esto desde que nacimos"... Ufff cuanto hay que barrer primero en casa y luego no quejarnos de que todavía nos falta mucho por lograr..¿Hasta cuando con esta cantinela?...
Discúlpame amiga, pero has tocado un botón rojo que se me acabó por disparar y espero que no haya salpicado a nadie de sangre, bueno esa ha sido mi intención.
Muchos besos y a seguir de "mosca cojonera" porque todavía queda mucha tela por cortar en este terreno tan resbaladizo.
¡¡Madre mía!! Sí que he disparado todas tus alarmas, jajaja, pero no te preocupes que nadie ha quedado manchado de sangre. Las opiniones expresadas con respeto no dañan a nadie. Yo también creo que mucha culpa del machismo existente en nuestros días es culpa de las mujeres, todavía tenemos que evolucionar en muchos sentidos.
EliminarGracias por tus comentarios siempre, es un placer tenerte aquí. Mil besos
Hola, como no te conocía he decido descubrirte.
ResponderEliminarEl relato me gustado mucho. El tema despierta el interior de las mujeres...
Un abrazo
Hola, Suni. Me alegra ver una cara nueva por aquí, es un placer recibirte en mi casa. Me alegra que mi relato te haya gustado. Un gran beso.
EliminarSuerte Chari, a mí me ha gustado y enseñado.
ResponderEliminarGracias, Pepa. Me alegra de corazón que te haya gustado. Un besote
EliminarGladiadoras en la calle y después al llegar a casa a ofrecer todo de nosotras sin reconocimiento alguno. Estupendo y reivindicativo relato amiga Chari. Un beso
ResponderEliminarGracias, Mercedes, me alegra que te haya gustado. Mi protagonista me salió reivindicativa, a veces creo que mis personajes son más valientes que yo porque se atreven a decir lo que piensan sin miedo. Un beso enorme
EliminarSaludos Chari, excelente narración, la verdad que Aqulia no pudo expresar mejor la injusticia contra las gladiadores de todos los tiempos. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, Mery, Aquilia ha dicho muchas verdades o me ha ayudado a mí a decirlas con "su voz". Viva las gladiadoras de todos los tiempos. Un beso, feliz domingo
EliminarMuy buen relato, y excelente reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo, Chari.
Muchas gracias, Oscar, me alegra que te haya gustado, viniendo de ti es todo un halago. Yo no soy tan belicosa como mi protagonista, pero algo debe haber porque salió así y no hubo forma de convencerla de que se relajara un poco. Y ya sabes, ella manda.
EliminarUn besito, gracias por venir y por tu comentario
Tu texto tiene una cualidad plástica que me gustó mucho.
EliminarMuchas gracias, Maite, me alegra que te haya gustado. Un placer tenerte en el blog.
EliminarExcelentísimo relato, Chari. Una aportación digna de aplauso, admirable exposición de este tema que, como bien dices, no ha quedado obsoleto, sigue vigente en nuestra sociedad. Narrado con pulso firme, al igual que ésta Gladiatrix llamada Aquilia, sostienes el peso de tu obra con valentía y coraje.
ResponderEliminar¡Abrazo grande, Compañera! ;)
¡¡Muchísimas gracias!! Me dejas sin saber qué decir, menuda crítica tan estupenda. Me alegra de corazón que te haya gustado. Un beso enorme, compi, y gracias de nuevo
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