Ayer, mientras
tenía que renunciar a mis propósitos de fin de semana a causa de un achaque
reumático, me acordaba de las palabras de Pedro Fabelo y de como define al
dolor (en su caso ciática) en uno de sus posts. (Si no conocéis su blog, cosa que dudo... ¿¿¿a qué estáis esperando???, os encantará).
Aunque son ya
muchos años tratando con el malestar y aguantando sus excentricidades e
incómodas visitas, para mí el dolor no es un “enemigo íntimo”, ni siquiera un “viejo
enemigo”. Lo definiría como un conocido bastante plasta (yo no llamo amigo al
que actúa así, enemigo tampoco), que se presenta en tu casa sin ser invitado y
del que no te puedes librar.
Ese visitante inoportuno se apoltrona en el sofá y empieza a
hablarte de su vida, haciendo caso omiso de tus miradas de soslayo al reloj. Cuando
se hace notar tienes la impresión de que va a quedarse ahí para siempre,
fundiéndose con el “plaid” y con tu almohadón favorito y, aunque no le estás
prestando atención, su monótona charla te machaca las sienes reverberando en el
cráneo como un eco desquiciado.
Como no consigues que se marche, te joroba todos los planes, te inhabilita para hacer tu vida normal regalándote una sensación de frustración terrible. Cuando al final se larga, te dices a ti mismo que no debe volver a suceder, pero aunque pones todos los medios para que la situación no se repita, a las
pocas semanas retorna. Y esta vez no se queda en el sofá, qué va, el
desgraciado con cualquier excusa se te mete en la cama.
Al principio,
cuando lograba librarme de él me decía: “espero que no vuelva nunca, nunca”. Ahora
ya sé que, haga lo que haga, va a regresar a darme la paliza (por decirlo con
finura). Pero quizá el hecho de verle así, como a un visitante inoportuno y
algo “coñacete” que se quedará conmigo un tiempo, me ayuda a no agobiarme
demasiado, a no “enfadarme con él”.
Si bien no me
hizo gracia tener que cambiar de planes, pude hacer otros sin comerme demasiado
la cabeza. Después de todo, pensé que si iba a tener que aguantarlo… ¡al menos
que me pillara de buen humor!
Eso si…
¡¡¡espero que se largue cuanto antes!!!
Con buen humor, las cosas saben mejor
Jo Chari,
ResponderEliminarCon qué deportividad te lo tomas. Yo suelo tener recurrentes dolores de oído y me paralizan por completo. Normalmente con algo que me tomo es sólo cuestión de tiempo que el dolor remita, pero mientras dura, ni buen humor, ni ganas de hablar, ni de nada. Ni que me pregunten quiero. Desde luego que te admiro.
Muchos besos y feliz semana.
Ayer sí me lo tomé con deportividad, Macarena, y por eso me puse la medallita y he publicado el post. Otros días, pues soy humana y no doy para más, pero intento llevarlo lo mejor que pueda. Si siempre que tengo dolor estuviera de mal humor no me sentiría bien nunca.
EliminarMil besos
Qué razón tienes, Chari: con los dolores que tienen la mala costumbre de no olvidarse de nosotros y retornar cada cierto tiempo, más vale paciencia y, dentro de lo posible, buen humor. Además dicen que el estrés, entiéndase cabreo, hace que disminuya el umbral del dolor y lo pases aún peor. Bah, que le den, no merece la pena... (a ver si me lo creo jajajaja).
ResponderEliminarComo siempre un post muy divertido y positivo, ¡me encanta tu filosofía de la vida! :))
Besitos y feliz comienzo de semana sin dolor.
Hola, Julia. Hoy estoy un pelín mejor, así que no me quejo. Pero como le digo a Macarena, no siempre es igual, ayer sí pude centrarme y no ponerme de malas y eso me hizo sentir mejor.
EliminarMil gracias por visitarme siempre y por tus comentarios.
Besos
Claro que sí Chari, esa es la actitud.
ResponderEliminarYo soy de relativizar el dolor, al menos cuando no es algo que impide hacer vida normal.
Un beso y que te recuperes enseguida.
A veces lo intento y es difícil, pero creo que lo consigo la mayoría de las veces. Aunque, como dices, cuando es algo que impide la vida normal cuesta más, por lo menos a mí.
EliminarGracias por tus deseos y por tu visita.
Mil besos, Gemma
¡Espero que estés mejor! Qué razón tienes al decir que "Con buen las cosas saben mejor". Un mismo dolor o una misma situación "poco deseable" se supera mucho mejor mirando directamente a los ojos a la contrariedad y sonriendo; pensando en positivo, etc. Pero... ¡Qué dificilísimo es a veces!. ¡Felicidades por haberlo conseguido! Muchos besos!
ResponderEliminarUfff, a veces es complicado y hasta imposible. Aunque te aseguro que el hecho de intentarlo ya mejora el humor. Ayer lo conseguí y estaba contenta por eso.
EliminarUn beso enorme, Eva
Creo que he sido bendecido de esa manera en mi vida. No he estado gravemente enfermo la mayor parte de mi vida, excepto por problemas de arterias hace con mi corazón dos años hace, que se ha solucionado. Ni siquiera he tenido muchos resfríos, excepto algunos que no duran mucho. Tengo un poco de artritis que es común con el envejecimiento. Paula tiene ciática en la columna vertebral que le molestó la pierna derecha y la rodilla. Ella ha estado viendo a un quiropráctico y eso la ha mejorado mucho. La dejaré hablar contigo sobre eso. Te retendré en mis oraciones, ten un maravilloso dia, amigo querido Chari
ResponderEliminarQuerida Cindy, sí que es una bendición no haber tenido problemas de salud graves hasta ahora. La ciática es muy molesta, pobre Paula, espero que ella también mejore. Y tu tienes que cuidar tu corazón, que recuerdo el susto que nos dio hace dos años.
EliminarUn beso enorme, gracias por tu visita
Hay visitantes inoportunos y visitantes desatentos que no nos visitan. Estos días hemos hablado en algunos blogs de las visitas (o ausencias) de Morfeo. Tú hablas de la presencia no deseada del dolor. Se ve que nadie nos visita a nuestro gusto, pero prefiero la ausencia de Morfeo a la presencia de Dolor porque cuando este me visita (generalmente espalda y cuello), me deja inutilizada. Al menos, las ausencias de Morfeo me permiten leer.
ResponderEliminarUn beso y espero que se te haya pasado.
De ausencias de Morfeo también se un rato, como tu. Y desde luego que es peor cuando nos visita "el otro", ese es un plasta que se invita solo.
EliminarYa estoy mucho mejor, y me vino bien no ponerme negativa. No es que el dolor se pase, pero al menos no se empeora con tristeza.
Mil besos, Rosa, y espero que ese visitante inesperado no te de la tabarra
Bueno, ya lo dice el refrán, que si no puedes con tu enemigo únete a él. En este caso, aguantándolo hasta que se marche de puro aburrimiento. A mí también me visita con cierta frecuencia. Es como un hermano siamés unido a mi zona lumbar. Aplicándole calor, acaba agobiándose y se larga, menos en invierno, que parece que el calorcillo le gusta al tío.
ResponderEliminarPero aquí debo entonar mi mea culpa, pues no aprendo y vuelvo a pecar, ya que el origen de sus visitas recurrentes es un problema postural. Me paso demasiadas horas sentado, muchas de ellas frente al ordenador, como ahora mismo, y no me acomodo bien al asiento, de modo que tiendo a inclinar el cuerpo hacia delante en lugar de apoyar la espalda en el respaldo de la silla superergonómica y supercara que me compré. Así que me lo tengo merecido, por cabezota.
Espero que cuando leas estas líneas, su visitante inoportuno ya se haya largado.
Un abrazo.
Hola, Josep. Siento que a ti también se te acople este visitante molesto. Yo también tengo ese problema postural que cuentas, aunque no siempre se debe a eso el dolor. Mi visitante está recogiendo las cosas para irse, lo que no se es por cuánto tiempo... si no me lo tomo con humor, voy lista.
EliminarUn besazo, Josep, y espero que no tengas visitas incómodas en mucho tiempo
Sciatica has visited me also, Chari. I did not know who it was for months! Then, one day while I was in the hospital for another reason, it occurred to me that sciatica was also there.
ResponderEliminarI took it to a chiropractor who was recommended by a close friend and instead of being a pain that ruins my life it has been reduced to being a mild pain-in-the-ass or less. I can walk, stand, and sit again without pain.
I hope that what I have shared here helps you. Hugs!
Hola, Paula. Cindy me dijo que tenías este problema, espero que estés mucho mejor. A mí me dan dolores reumáticos muy fuertes, y no tienen demasiado tratamiento más que antiinflamatorios y reposo.Pero voy a preguntar a mi médico por si pudieran ayudarme como a ti, la esperanza es lo último que se pierde.
EliminarGracias por tu consejo.
Un beso enorme
Siempre tiene que haber algún visitante coñazo que viene a deshoras y encima se queda más rato del soportable.
ResponderEliminarA mí me visita uno que se instala en mis cervicales y que me da jaqueca, pero tengo un repelente a modo de exorcismo. Me tomo un analgésico y un relajante muscular y lo ahuyenta como el ajo a los vampiros. Lo malo es cuando no lo veo venir y se me mete en casa antes.
Un besote.
A mi visitante los analgésicos no le hacen nada de nada, es como si le diera caramelitos. Y los relajantes musculares me dan pavor, tuve que tomar hace mucho y lo pasé fatal luego. Pero bueno, voy tirando que es lo importante y de buen humor, siempre que puedo, así que no me quejo... demasiado.
EliminarMil besos, Kirke, ojalá no se te meta en casa ese plasta.
Hablando de las visitas coñazo e inoportunas, que no del dolor que es inevitable de todas todas, mi abuela decía cuando salían por la puerta: ¡Hala id en paz! que es más el descanso que dejáis que el sentimiento.
ResponderEliminarUn beso.
Jajaja, cuánto saben las abuelas, me encanta la frase. Me la quedo por si las moscas :)
EliminarUn beso enorme, gracias por todos tus comentarios