Hola a todos. Os dejo este micro. Aunque no todo es cierto, mucho de lo que os cuento está basado en "hechos reales". Espero que os guste.
Clotilde
Cuando era
niña viví una temporada en la casa de campo de mi tía MariLola. Me gustaba
mucho visitarla, me llevaba muy bien con
ella y, además, tenía una habitación para mí en la parte de arriba del
edificio, un cuartito abuhardillado que me hacía soñar. A través de las ventanas se podía ver el
huerto y llegaban hasta ellas las ramas de un enorme eucalipto en el que
anidaban los gorriones. Por las mañanas era su canto el que me despertaba, y
desde entonces ése es el sonido que más me gusta y me relaja.
La tía
MariLola me dijo que podía decorar a mi
gusto la habitación (había llevado conmigo peluches y fotos como para llenar
varios dormitorios) pero había una pequeña condición: no podía molestar a
Clotilde.
Clotilde vivía
sobre mi cama, en el techo, justo encima de la almohada. Era pequeña, con el
abdomen algo hinchado, patilarga y no muy peluda. Al principio me daba un poco
de impresión pensar que dormiría con ella colgando sobre mi cabeza, pero la tía
me contó que la pequeña araña tejía su red
para protegerme de los malos sueños, que quedaban atrapados entre sus hilos
hasta que desaparecían. Puede que fuera porque sólo tenía cinco años pero,
¡¡qué ilusión me hizo entonces tener a mi nueva amiga en la habitación!!
Cada noche al
acostarme parecía que me estuviera esperando. Mientras me arropaba, la tía me
contaba que se estaba asegurando de que su telaraña fuera lo suficientemente
fuerte para resistir los embates de las pesadillas y que por eso se colgaba de
un hilo o saltaba sobre ella. Siempre dormí como un lirón en mi pequeño cuarto
abuhardillado, así que llegué a creer que mi amiguita de ocho patas me cuidaba
durante el sueño.
Han pasado
muchos años desde entonces y aún la recuerdo. Supongo que porque la asocio a la
etapa más feliz de mi vida, a esos días en que la mayor de mis preocupaciones
era pensar si dedicaría la mañana a mirar cómo nadaban los renacuajos de la
charca o a recoger y devorar tomates en el huerto. Clotilde es para mí como el
canto de los gorriones: representa el amor de una tía por su sobrina, es el
símbolo de mi infancia, de una etapa de inocencia, de esos días en que tenía fe
en las hadas y era capaz de creer que una pequeña araña me protegía de las
pesadillas.
A veces, sólo
a veces, miro con nostalgia hacia mi pasado y… ¡Cuánto te hecho de menos,
Clotilde!
Imágenes de la red. Las eliminaré del blog si el autor lo solicita
¡Hola Chari!
ResponderEliminarHay una solución para que vuelvas a la niñez y duermas de nuevo en casa de tu tía MariaLola. Puede colgar en la misma esquina de tu cama un "atrapasueños" y así recordarás a Clotilde y dormirás plácidamente.
Besitos
¡¡Si!! Lo pensé mientras ideaba la historia, es curioso. Y me gustan los atrapasueños, "casi" tanto como las arañas.
EliminarBesos, Macarena
hola Chari! que bonito lo que has escrito, gracias! saludosbuhos
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias, buho!! Me alegra que te haya gustado. Me hace feliz que me hayas dejado tu comentario :)
EliminarRecordar a tu atrapasueños es bonito si en esa habitación te hacía compañía Clotilde. Yo tuve una araña como animal de compañía. Un abrazo.
ResponderEliminarClotilde fue también mi "mascota", nunca se me hubiera ocurrido hacerle daño ni a ella ni a ninguna otra araña. Me gustan. Cuando veo a una por casa la dejo en un sitio donde no pueda pisarla.
EliminarUn beso, Mari Carmen
Gracias por compartir un recuerdo tan cálida y agradable, que Chari. ¡Abrazos!
ResponderEliminarThank you for sharing such a warm and pleasant reminiscence, Chari. Hugs!
Me alegra que te haya gustado, Paula, es un relato basado en un recuerdo muy, muy real que despierta mis emociones.
EliminarUn beso enorme
Bendita inocencia la de los niños, querida Chari. No he podido evitar sonreir y sentir ternura ante la lectura de tu micro, y eso que las arañas, como todos los "bichos" en general, me gustan más bien poco. Me ha encantado esta versión tan tuya de un ángel de la guarda para los sueños infantiles. Por cierto, bien por la tía Lola que supo transformar con su imagnación un motivo de recelo en algo tan entrañable.
ResponderEliminarUn post sencillamente delicioso :))
¡Besitos de martes, guapa!
Gracias por tu comentario, Julia, qué bonito. A mi los bichos me gustan, las arañas también. Los únicos que no tolero son las langostas o saltamontes grandes, no puedo con ellos. Pero a las arañas las protejo, siempre me han caído bien :)
EliminarUn beso enorme
No sé si atraparía los malos sueños, pero lo que es seguro es que atrapaba mosquitos, moscas y demás insectos molestos. Desde luego, Clotilde velaba tus sueños.
ResponderEliminarHermoso relato.
Un beso.
No sé yo lo que atraparía, era tan pequeñita... pero me hacía gracia verla bailar para mí en su telaraña, era una "mini mascota".
EliminarMil besos, Rosa
Ay qué nostalgia, si te contara lo que es echar de menos a un tío que te acaba de dejar...
ResponderEliminarMe ha encantado, adoro las arañas y me vendría genial tener a Clotilde ahora que tengo bastantes pesadillas, si veo alguna araña la invitaré a casa.
Besos y un micro precioso, de verdad, me encanta.
Ay, Gemma, siento lo de tu tío. Ahora lo estarás pasando fatal, pero con el tiempo el dolor se atenúa... o se acomoda, y no es tan difícil de sobrellevar. Mi tía Mari Lola era como una madre para mi y para mis hermanos, y de vez en cuando, al recordar momentos felices de mi vida, me apetece dedicarle algo de lo que escribo. Es una forma de rendirle homenaje y decirle "aún estás aquí, siempre estarás mientras yo te recuerde".
EliminarMucho ánimo, Gemma. Un beso enorme y gracias por tu comentario
Gracias Chari, o peor es que en mi caso no era mayor y claro, me paso el día dando vueltas a la cabeza...besos y seguro que el tiempo ayuda.
EliminarTe entiendo perfectamente. Mi tía falleció con 70 años, no era una anciana aunque había vivido mucho de su vida.Pero verás que el tiempo lo suaviza todo, no tengas prisa que eso no lleva a nada más que a sufrir. El proceso de duelo es complicado, depende del carácter de cada uno, pero si tiene algo que siempre es igual para todos es que, con el paso del tiempo, el dolor se atenúa y las cosas vuelven a su cauce. Estamos programados genéticamente para eso, si no, el dolor se nos haría insoportable.
EliminarUn beso y muchísimo animo. Y ya sabes dónde estoy si me necesitas.
Qué bonito, Chari.
ResponderEliminarAsí es, echas la vista atrás y echas de menos, extrañas todo lo que los recuerdos te ponen en bandeja.
Besos.
Se echan de menos tantas cosas... a veces me da un poco de yuyu ponerme tan nostálgica, pero bueno, un poquito no es malo ¿verdad?
EliminarMil besos, gracias por tu visita
Recién te descubro
ResponderEliminarMe has encantado
Tu manera de escribir ligera
simple
bella
se me ha adentrado en la mente
Ay, qué bonito lo que me dices. Me alegra haberte llegado así, y mil gracias por comentar en el blog.
EliminarUn beso enorme
Precioso Chari. Me ha encantado. ¡Qué sabor a niñez!. Tus palabras han formado un túnel del tiempo y me han llevado de vuelta aquellos días. Creo que siempre deberíamos tener una Clotilde en nuestra vida. ¡Besos!
ResponderEliminarSi que es cierto. Las Clotildes, al igual que las Tías MariLola deberían de ser inseparables de una infancia feliz. Mi tía fue más que eso para mí y mis hermanos y le debemos mucho de esa felicidad.
EliminarUn beso enorme, me alegra que te haya gustado.
¡Maravilloso y mágico relato Chari! Que fresca y cristalina forma de narrar, cual agua que emana de la fuente trayendo gratos y entrañables recuerdos de la infancia. Vaya mágica nostalgia de esos lejanos años! De verdad mágico y bellísimo relato, felicitaciones. Te sigo!!!
ResponderEliminar¡¡Muchísimas gracias, Adelmo!! No sabes cómo me alegra que te haya gustado mi relato y lo mucho que significan para mí tus palabras. Tengo en este mundo virtual amigos que me aprecian y me dicen cosas preciosas, pero cuando me las dice un (por ahora) desconocido... eso es mágico.
EliminarGracias de nuevo, y bienvenido a mi blog. Espero que el resto de los post también te gusten :)
Curiosa amiga la tuya! :) en la inocencia de la niñez es cuando se mira sin prejuicios ni condicionamientos. Muy bonito texto!
ResponderEliminarMil gracias, Miguel Ángel II!! De verdad estoy feliz de que este texto os haya gustado tanto a todos, para mí era un homenaje a un ser muy querido y me alegra que haya tenido éxito. Muchas gracias por tu visita y por el precioso comentario
EliminarA pesar de mi aracnofobia (yo no habría podido dormir teniendo a una araña por compañera de habitación), me ha parecido este un relato de lo más tierno. Los niños son capaces de creer cualquier cosa que merezca su atención, sobre todo si viene de la mano, o de la boca, de un ser querido.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mi las arañas me encantan, en realidad casi todos los bichos excepto las langostas, que me dan un repelús para morirme. Es cierto que los niños lo creen todo, yo he hecho vivir esa magia a mis sobrinas, y es maravilloso. Y también el cariño que recibo de ellas a cambio de esa "magia compartida"
EliminarMil gracias por tu comentario, Josep, me alegra que te haya gustado el micro.
Besos
Me ha encantado. Un relato lleno de ternura y sobre todo el amor que tienes a los animales, por eso me ha gustado y porque recordar con amor hacía los demás es maravilloso, gracias por ser como eres no cambies nunca.
ResponderEliminarMil besos
TERE.
¡¡¡Qué bonito comentario!!! Gracias, Tere. Y espero no cambiar nunca, me ha costado pero me gusto como soy, jeje. Mil besos
EliminarUna historia que real o no, es muy tierna y llena de recuerdos de una niñez feliz.
ResponderEliminarBesos.
Tiene mucho de real. El amor de mi tía, parte de lo que describo sobre la casa, y Clotilde, por supuesto, aunque era mayor cuando entró en mi vida.
EliminarSi que fue una infancia feliz.
Mil gracias por tu comentario.
Un beso enorme