El sábado
dormí poquísimo y ayer a media mañana estaba para el arrastre. Estaba tan
cansada que me preparé un café doble. Maldita la hora.
No suelo beber
mucho café. Cuando más lo tomo es en verano, me encanta frío, con hielo o
granizado, pero el resto del año apenas lo pruebo de modo que, cuando algún día
se me ocurre tomarme uno suele darme (aunque no siempre) unos curiosos efectos
secundarios. Uno de ellos es la súper-energía.
Ayer tras la
segunda taza de cafetito helado y extra azucarado, empecé a revivir. Ya tenía
toda la casa limpia pero NECESITABA moverme, así que me dije ¿y si aprovecho
que hace buen día y lavo las cortinas? No lo pensé dos veces.
Antes de nada
os diré que mi casa es diminuta, pero tras la ampliación que hice hace
dos años, cogiendo parte de la terraza, ahora cuento con un saloncito bastante
decente en el que tengo hasta una mesita extensible en la que cabemos seis
personas ¡¡qué lujazo!! Ese salón es una ventana al mar. De las cuatro paredes
que lo limitan tres y media son ventanales que cuentan con sus respectivas
cortinas. Cortinas (siete nada menos) que, aunque no lo parece a simple vista,
pesan, de modo que las tengo que lavar una a una. Siete lavados. Para hacerlo
tengo que bajarlas de su sitio y si quiero acceder a tres de ellas he de mover
mi sofá, un genial y comodísimo sofá-cama que pesa lo que no está en los
escritos. Pero ¡¡¡qué más da!!! La súper-energía no me dejaba pensar así que
moví el mamotreto, puse una escalera, subí a ella, descolgué las cortinas, bajé,
moví la escalera… y así siete veces. Y luego, siete lavadoras. Y después el
mismo proceso pero a la inversa. Muy divertido.
Una de mis
cortinas tiene un diminuto roto y quise cambiarla por otra para que se viera
menos. Lo que no sabía es que todas son diferentes (no entiendo bien el porqué
pero es así) y ninguna encajaba bien en el sitio que había dejado libre la
cortina rota. En fin, que me tiré hasta la una y media barajando cortinas para
nada, porque al final tuve que dejarla tal y como se encontraban al principio y
a mi me dolía la espalda después de tanto, tanto ejercicio.
Y todo por un
café.
Ah jajajaja Esto me pasa a mí que, por cierto no bebo café, cuando me siento en cualquier parte de mi casa y miro fijamente a alguna parte. Siempre veo un descosido, una mancha, un brillo ¡Dios! ¡Suelen estar donde no deben! Y no puedo, no puedo. Tengo que levantarme con el trapo, la escoba o los cientos de artilugios que ha inventado el ser humano para no dejarnos descansar a gusto. Así que la solución para eso es no mirar, o mirar sin ver.
ResponderEliminarPor cierto, los estores de mi salón también son cada uno de una medida ¿Por qué pasarán estas cosas?
Besos Chari
No, Macarena, si al final acabaremos por estar en casa con las gafas de sol puestas para ver menos todas estas cositas que tanto nos descontrolan, jajaja.
EliminarMil gracias por tu visita, un beso enorme
Madre mía uf, siete cortinas y mover tú cómodo sillón, así acabaste, pobreta, chica y me pregunto porque no lo haces en dos tandas? me explico, un día tres y otro día otras cuatro, así no te pegas la paliza y no acabas tan cansada. Y con respecto al roto, chica quien no le guste que no miré.
ResponderEliminarUn besazo y nos vemos esta semana. TERE.
Ya, Tere, si hacerlo por tandas hubiese sido lo lógico pero, ¿¿desde cuando soy yo lógica y menos con un café doble encima?? Estoy molida de verdad, pero las cortinas están impecables, jjajajaja. Nos vemos el miércoles. Un besote
EliminarHaberme avisado mujer, mira que eres, y así me hubiera tomado un cafecito.
ResponderEliminarA mi me pasa algo parecido, cuando estoy nervioso o alterado por no se sabe qué, empiezo a limpiar como un energúmeno, sin control ni razón alguna. Esto de ponerse con el cepillo eléctrico tiene su gracia.
Menos mal que todo es pasajero.
Si, menos mal que es pasajero porque hoy estoy con unas agujetas para morirme. Soy una exagerada. Pero tranquilo, que para la próxima te aviso. Eso sí, tendrás que soportar otro de los efectos secundarios que me provoca el café, que es incontinencia verbal. Ya te lo cuento en otro post. :)
EliminarMil besos, Kike
Y... cómo se te ocurre a ti tomar café si te pone las pilas. Pues ya ves 7 cortinas son muchas y si cada una cabe en una lavadora o son largas o tienen mucho tela. Atrás quedaron mis cortinas en un piso de 55 m2. y tenía tres cortinas una en la sala otra en mi dormitorio de pared a pared. Y dos más cortas en el dormitorio de los niños y me daban su trabajo. Y limpiar las lámparas ni te cuento el trabajo que daban. Ahora vivo en una casa de 100 m2, y por supuesto aunque tenga mas metros tiene menos cortinas, solo visillos que se quitan y se ponen fácil y se lavan en una lavadora junto con los cojines de las sillas de la cocina. Y por lámparas sólo tengo focos. Cuando la vida va avanzando hay que reducir trabajos. Un abrazo.
ResponderEliminarMi casa tiene poquísimo trabajo, pero es que yo soy una exagerada y tendría que haber hecho lo que dice mi amiga Tere, hacerlo poco a poco. Por lo demás, acabo en un tris de limpiar porque esto es pequeñito, con vitrinas, pocos adornos al aire, lámparas cerradas... y todo lo necesario para trabajar lo justo, para que no repercuta en mi salud. Es verdad lo que dices, a medida que la vida avanza, hay que reducir faena.
EliminarMil besos y gracias por venir
¡Eso sí que es energía, Chari! jajajjaa. Si tengo yo que colgar, descolgar y lavar siete cortinas en un día, más los cambios de muebles pertinentes, caigo muerta. Lo tuyo tiene mucho mérito, por más que al final la cortina defectuosa no quisiera encajar en ningún otro sitio más que en su hueco original. Bueno, después de la tarea que te ha dado, seguro que la encuentras perfecta donde está jajajaja.
ResponderEliminar¡¡Un beso descafeinado, guapa, y gracias por las risas!!
Uy, si, después de todo el roto de la cortina hasta lo veo con cariño. A ver si encuentro a alguien que me eche una mano para remendarlo porque te aseguro que de ahí no se mueve más.
EliminarUn beso enorme lleno de risas y energía pero de la positiva
Yo sí que estoy cansada después de leerte. Cualquiera diría que en lugar de un café te has tomado speed o algo más fuerte.
ResponderEliminarYo para ponerme a limpiar cortinas, tendría que tenerlas, que no es el caso, pero si las tuviera, no creo que se me ocurriera ni loca lavarlas. De hecho no se me había ocurrido que hubiera que hacer tal cosa (y aun así, no tengo; menos mal)
La próxima vez, yo también te recomiendo la tila y la cama.
Un beso.
Si que parece que tomo anfetaminas en lugar de café, pero estoy acostumbrada, me suele pasar cuando llevo mucho tiempo sin probarlo.
EliminarMis cortinas estaban ya que necesitaban una limpieza. Son blancas y se nota cuando tienen polvo acumulado, así que no me quedaba otra.
Un beso enorme, Rosa, y sí que optaré por tila y cama la próxima :)
La última vez que he visto fotos de tu apartamento, el balcón, los jardines y la playa que querías visitar en esa parte de España, me gustaría. Parece una buena zona para visitar. Hice toda la limpieza de la casa ayer y todo estaba dolorido, me estoy poniendo viejo, supongo. Pero todavía camino dos 3 kilómetros o más todos los días. Tómese el tiempo para descansar y pasar un día maravilloso, querida Chari.
ResponderEliminarHola, Cindy. Esta parte de España es preciosa. La ciudad no tanto porque, aunque es un lugar turístico, está descuidada. Pero las playas, el mar... eso es una maravilla.
EliminarDescansa tú también de la limpieza de ayer y que tengas un día maravilloso.
Mil besos
Jajajaja, es que el café recarga mucho las pilas. Yo confieso que abuso. Ahora tengo pocas cortinas porque me pasa como a ti, en el salón(aunque el mío no tiene unas vistas tan maravillosas) tenía 6 porque son tres ventanas grandes y era un rollo, así que con el tiempo o estores o visillos.
ResponderEliminarBesos y te he imaginado hiperactiva, jejeje.
Uff, acabé muerta. Con mi salud no me debo pegar esas palizas, pero te aseguro que fue el dichoso café. Otro día os contaré otro de los efectos secundarios curiosos, jeje
EliminarUn besazo, Gemma
Creo que lo que te pasó con ese café es lo que en farmacología se llama 'efectos secundarios', y lo que los que hemos estudiado esa materia llamamos coloquialmente "la cagaste, Burt Lancaster".
ResponderEliminarA mí el café no suele producirme mucho efecto, pero alguna vez me he tomado uno bien cargadito para aguantar despierta ante una velada que se presentaba larga, y luego estar toda la noche en vela sin pegar ojo.
Las cortinas ¿son blancas? Porque si tienen un color que no denota mucho el polvo... déjalas como están, ja, ja, ja.
Un besote, guapa.
jajajaja, que bueno lo de los efectos secundarios. A mi normalmente no me pasa, pero cuando llevo mucho sin probarlo, sí. No siempre, pero son cosas curiosas. En cuanto a las cortinas, son blancas pero ya parecían grises (anda que no exagero ni nada).
EliminarUn beso enorme, Kirke
Hay que ser precavida con el café, Chari, parecido a ti ya me pasó hace tiempo y descubrí que esos "buenos efectos" según que cuerpo no lo asimila bien jaja. Ahora ya lo sabes, mejor una tila y ya se harán las cosas poco a poco. Al menos te sirvió para recargar energía, que ya es algo.
ResponderEliminarMe hiciste reír y eso vale un tesoro.
Gracias por ello.
Un besazo.
Si os he hecho sonreír, vale la pena ese café, Mila. Me alegro de corazón que te haya gustado y te haya hecho reír.
EliminarUn beso enorme y gracias por tu comentario.
Hola Chari, bienvenida de nuevo.
ResponderEliminarSiento el retraso pero he estado unos días bastante alejada del blog y sin tiempo para nada.
Me he reído con esa energía del café, vaya peligro y qué cansancio me ha entrado con tanta cortina arriba y abajo, con lo que eso agota. Preciosas y relajantes vistas del mar, qué maravilla.
Un beso enorme
Hola, Conxita, y tranquila que para "alejamientos", los míos.
EliminarMe alegra haberte hecho reír con lo del café, te aseguro que, aunque un poco "novelado" eso es lo que pasó. Aún tengo agujetas en los brazos, en serio.
Un besazo y mil gracias por venir