Nunca he sido supersticioso, pero desde que comencé
a investigar la historia de la reliquia que ha llegado a mi poder ya no sé qué creer.
Según
mis investigaciones, el ídolo fue fabricado con el oro que se guardaba en un
antiquísimo templo como tributo a la diosa Iatxil; el preciado mineral estaba
custodiado día y noche por cuatro sacerdotes. Cuando el poblado fue devastado
por los conquistadores, el santuario fue saqueado y los cuatro hombres santos
murieron defendiendo el lugar. Dice la leyenda que su sangre salpicó al oro y
que, desde ese momento, quedó maldito.
Los
invasores llevaron las riquezas consigo, pero también acarrearon la condenación
a su pueblo: los hombres empezaron a enfermar, primero fueron los que habían
profanado el templo, luego los que convirtieron el oro en la estatuilla que
ahora tengo ante mí; después, el resto de la población. La dolencia siempre se
presentaba con los mismos síntomas: temblor en las manos y en los brazos,
vómitos, espasmos y, por último, aparición de visiones que conducían a la
locura y luego a la muerte. Nadie supo dar explicación a lo sucedido, nadie
pudo hacer nada por sanar a los enfermos.
El
ídolo permaneció en la aldea abandonada, pero no por mucho tiempo pues la
avaricia suele ser más fuerte que el temor a las maldiciones, y fue pasando rápidamente de unas manos a otras hasta que desapareció. Hace poco,
en una investigación dirigida por un buen amigo para el Museo Nacional, dieron
con la reliquia y la adquirieron para nuestra colección. Mi misión como jefe de
departamento de historia es catalogarla y documentar sus orígenes.
He
seguido la pista a este objeto y no he encontrado más que desolación a su
alrededor. Puede que ahora que descansa en un museo, la maldición del oro se
acabe, pero… no confío en mis propias
palabras, no sé por qué, supongo que todo se debe al cansancio. Será mejor que
me vaya a la cama, empiezo a notar que me tiemblan un poco las manos...
Uy, qué miedo. Besos
ResponderEliminar¡¡Esa era la idea!! Me alegra haberlo conseguido. Besos, Anna
EliminarDicen que las maldiciones no caducan, no se extinguen. En este caso la superstición puede acabar siendo una terrible realidad. Yo tuve una experiencia con un incunable y dio mucha guerra.
ResponderEliminarMagnífico relato de ficción con una gran carga de intriga. Los misterios de la antigüedad siempre han dado grandes historias y esta puede ser una de ellas. ¿Habrá continuación? Se me antoja que no, que has dejado un final abierto. De ser así, mi interpretación del final no es nada halagüeña.
Me ha encantado.
Un abrazo.
Conozco la historia de tu incunable, Josep, la seguí con mucha emoción. Es verdad que no se extingue la maldición... desafortunadamente. Tu interpretación es la correcta, pero muchos me decís que puedo darle continuación... lo intentaré a ver que sale.
EliminarMuchos besos y gracias por leer y comentar
Ummm que intrigante. Mejor que deje el ídolo para otras manos, no vaya a ser que...
ResponderEliminarUn besillo.
Me temo que caiga en las manos que caiga, siempre producirá temblores, jeje
EliminarUn beso enorme, María
No hay nada como una poderosa sugestión. Bueno, te dejo Chari, que me empiezan a temblar las manos también ;-)
ResponderEliminar¡Muy bueno, besos!
A mi me temblaban cuando dejé de escribir, jajaja.
EliminarMe alegra que te haya gustado, Chelo. Un besote
Muy bueno, Chari. Hay que andarse con cuidado con las reliquias muy antiguas. Suelen estar enfadadas por el mal trato recibido y se vengan así.
ResponderEliminarSí, más valiera que se hubiera quedado el ídolo en el poblado...
EliminarQué bien que te haya gustado, Rosa.
Mil besos
Ayyyyyy tiene que deshacerse de él ya, aunque quizás sea tarde...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un besito.
Hola, Gema, mi idea es que YA era demasiado tarde... pero muchos me pedís una continuación, así que veré si le busco otro final y una segunda parte :)
EliminarUn beso enorme
La maldición existe por la creencia de que existe una maldición, ese pobre hombre se ha condenado a si mismo por haber escuchado esas historias. De no haber oído nada sobre dicha maldición, no habría sucedido nada porque es como sin nunca hubiera sucedido. Esa es mi teoría ¡Hasta la próxima!
ResponderEliminarUna teoría excelente, Rad, y a lo mejor me valgo de ella para darle una continuación a mi relato... tendré que poner a trabajar a las neuronas.
EliminarUn beso grande, amigo
un micro lleno de intriga y misterio, me ha gustado mucho. un beso enorme TERE
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Tere, he intentado conseguir una atmósfera de suspense y me alegra haberlo conseguido. Un beso enorme
EliminarExcelente historia. La maldición que persigue al mundo y a la occidentalidad promete continuar implacable. Me ha encantado leerte, Chari.
ResponderEliminarUn beso
Me alegra muchísimo que te guste, Marisa, intentaré buscarle una continuación adecuada. Mil besos
EliminarA good micro, Chari. I am feeling a bit shaky after reading it! Have a calm Wednesday afternoon!
ResponderEliminarMe hace muy feliz que el micro te haya gustado, Paula, confío muchísimo en tu criterio. ¿¿Te siguen temblando las manos??
EliminarUn beso enorme, querida amiga
Anna Hernandez ficou com medo. Quando a mim, fiquei fascinado. Sou capaz de acreditar que tenho algumas relíquias assim, guardadas nos meus baús de afetos. Em meus quase 60 anos já guardei tanta coisa - poucas foram jogadas fora - que sou capaz de ter algo valioso, talvez sagrado ou, quem sabe, tomado de maldição. Agora também fiquei com medo.
ResponderEliminarAbraços.
Estou tão feliz que você gostou da história. Preste atenção: se você ver que você começa a agitar as mãos ... se livrar das relíquias !! jajaja
EliminarBeijos, J. Eugenio
Me alegro muchísimo de que te haya gustado el relato. Presta atención: si ves que las manos te empiezan a temblar... ¡¡deshazte de las reliquias!! jajaja
Besos
cuento de miedo, nunca he encontrado nada que se suponía que era a ser maldecida, aunque tengo en algunas personas que les gusta maldecir. A decir verdad yo no iría cerca de todo lo que alguien dijo que estaba maldita, sólo para estar en el lado seguro. Tener una maravillosa miércoles querida amiga Chari
ResponderEliminarYo tampoco me quedaría con algo supuestamente maldito, Cindy, ni tampoco al lado de alguien a quien le guste maldecir. Esa gente, mejor sola.
EliminarUn beso enorme
Jejejeje Las personas que la maldición era poco de humor. Pero he evitado todo lo que se dice que es una maldición. No soy supersticioso pero acabo de tener un sano respeto por tal cosa {:o) Gracias querida amiga {:o)
EliminarSi que hay personas a las que le gusta maldecir, por desgracia, jajaja. Un beso, Cindy
EliminarUn microrrelato que pese a la brevedad, deja una buena sensación, al menos en cuanto al potencial bien aprovechado de la historia (no obstante, pienso que bien desarrollado te daría para un relato corto). Ay esas manos temblorosas, qué mal presagio jaja. ¡Un saludo!
ResponderEliminarHola, compañero. Intentaré continuar el relato y darle un final, a ver si en vez de un micro consigo un maxi que os guste ;)
EliminarMuchos besos, JC
Buen relato. Podría ser un muy buen prólogo para una historia de intriga y musterio.
ResponderEliminarQueda todo bien entendido y claro.
¡¡Que bien!! Me alegra mucho que te haya gustado, Antonio, mil gracias por tu visita y tu comentario. Besos
EliminarLa avaricia de los hombres no tiene límites amiga. Imaginé que podría haber estado en México el ídolo en cuestión.
ResponderEliminarMe ha gustado. Abrazos.
Ni la avaricia de los hombres ni su credulidad, Gildardo. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarMil besos, amigo
Interesante relato, esas figuras que fueron las muestra de un cruento saqueo, han sido bañadas con sangre. Sentí que era el inicio de algo que quieres completar o continuar en otro relato. !Interesante, Chari! besos.
ResponderEliminarHola, María Eugenia. No tenía previsto darle continuación, pero lo haré después de leer vuestros comentarios. En cuanto pueda, me pongo a ver qué sale de mi cabecita.
EliminarUn beso enorme
Enhorabuena Chari!!! No parece una invención. Es como si estuvieras contando un suceso real. Me gustan las leyendas de objetos del pasado porque quizás pienso que cada cosa debiera permanecer en el lugar para el que fue creada; pero la avaricia del hombre... ¡Ay cuantas cosas estropea! Muy logrado. Muchos besos. Pasa un buen día.
ResponderEliminarA mi también me encanta este tipo de leyendas, sobre todo las que llevan implícito "lo que pudiera haber sido si el hombre fuese menos avaricioso".
EliminarMe alegra haber conseguido transmitir intriga, Macarena. Un beso enorme
Un micro genial, Chari :) No estoy acostumbrada a leerte en el registro de los relatos de ficción, pero lo cierto es que se te dan también muuuuuy bien. En este caso nos relatas una historia interesante, enigmática y oscura, donde el final nos deja intranquilos y expectantes... ¡me ha encantado!
ResponderEliminarMuchos besitos de miércoles.
Cómo me alegra que te guste esta historia de ficción, es verdad que escribo menos en este registro que en otros, y es precisamente porque creo que se me da peor. Es una alegría que os agrade. Intentaré hacer la continuación, aunque le doy vueltas y no me sale nada. Seguiré insistiendo.
EliminarBesitos, Julia
Curiosa maldición pero, y no es por incordiar, yo creo que a ese ídolo se le desinfecta bien con alcohol o lejía y seguro que ya no enferma nadie más.
ResponderEliminarSiento que en este comentario ha aflorado mi lado codicioso, ¿estaré poseída por el espíritu de algún conquistador? Ahí te dejo el inicio para otro micorrelato, Chari, que se te dan fenomenal. Me encantan.
Un beso.
Ufff, no sé yo si sólo con alcohol o lejía se iría la maldición, si fuese yo, ya me habría deshecho del ídolo... será que de conquistadora tengo poquito, jeje. Buena idea para otro micro, voy a tener que hacer una lista con vuestras ideas... ¡¡gracias!!
EliminarMil besos, Kirke
Ufff...que marrón.
ResponderEliminarPues sí que es un marrón curioso el que le ha tocado a mi personaje, a ver si en una "continuación" lo libero un poquito... Muchas gracias por tu visita, Sergio, besos
EliminarBuena prueba de que la avaricia corrompe las conciencias, está en aquellos conquistadores españoles, que devastaron pueblos enteros, llegando a exterminar a sus pobladores, algo que no es comprensible, de no ser por la avaricia y la ambición, como este ídolo tan ansiado que finalmente desapareció.
ResponderEliminarTienes suficiente base para continuarlo y que sepamos la suerte de este jefe de departamento de historia.
Muchos besitos
Todos los conquistadores han hecho lo mismo, devastar para adquirir riquezas. Y, si te das cuenta, se sigue haciendo lo mismo en otra escala... es el sino del ser humano, somos ambiciosos por naturaleza.
EliminarIntentaré encontrar una continuación digna para el relato, Estrella. Muchas gracias por tu comentario.
Mil besos
Una maldición despierta cuando se vuelve a creer en ella, la verdad, asusta nada más imaginarlo, pobre hombre. Has conseguido atraparme en este misterio Chari, tal vez sea porque me gusta la arqueología y los misterios que la envuelven.
ResponderEliminarMuy bueno amiga.
¡Besos!
Me alegra que te haya gustado, Mila, no tenía muy claro si conseguiría intrigaros. De verdad que intentaré darle una segunda parte al relato, y también una segunda oportunidad al protagonista.
EliminarUn beso enorme, amiga
Yo paso de largo por tu entrada después de leerla, no quiero ni mirar al ídolo por si se contagia algo de la maldición.
ResponderEliminarEl caso es que me siento como si estuviera pillando un resfriado; este tiempo es lo que tiene.
Estupendo relato.
Besos
Mientras no te tiemblen las manos, todo va bien, Francisco, jajaja. Y si te tiemblan, caldito de pollo y a la cama, que es el mejor remedio del mundo para curar un catarro (que no una maldición).
EliminarQué bien que te haya gustado el relato.
Mil besos
Charo, relato que puede tener continuación, desde que lo he leído un escalofrío recorre mi cuerpo, tengo fiebre y he llamado al médico, me ha dado la baja , me ha dicho que no toque nada que tenga que ver con ídolos. Se me estropearon salir disfrazada de carnaval, mejor en casa al calorcito leyendo los relatos de mis compañeros blogueros.
ResponderEliminarUn abrazo
Jajaja, a ver si vamos a ponernos todos malos a cuenta del relato :)
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado y de verdad que en cuanto pueda le doy una continuación, a ver si se me ocurre algo.
Un beso enorme
Si ves algún adorno así, cuidadito. Y si empiezan a temblarte las manos... ¡¡¡deshazte de él enseguida!!!
ResponderEliminarUn beso enorme, Julio David
Un trabajo con demasiado riesgo, :O
ResponderEliminarEspero que la remuneración sí merezca la pena, jeje
¡Muy bueno Chari!!! Besos.
No creo yo que con el final que se intuye haya remuneración que pueda compensar, jejeje. Me alegra que te haya gustado, Irene, mil besos
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