De vuelta de las vacaciones

Cuando me siento ante el teclado, dispuesta a sumergirme en este mundo virtual, me sucede como cuando era niña y empezaba a escribir un cuento: tenía la impresión de ser Alicia atravesando el espejo, dejando atrás una vida más o menos prosaica y racional para sumergirme en un otra plagada de fantasías.  Descorría el velo de la rutina, dejaba de lado los trabajos del colegio o mis pequeñas obligaciones caseras, y me introducía en un espacio solo mío, en el que disfrutaba de un universo a mi medida en el que podía ser quien quisiera y hacer y deshacer a mi antojo. Si tenía problemas, me “escondía” en él hasta que la tormenta amainaba, y sólo necesitaba mis cuartillas y un bolígrafo o un buen libro para sentirme bien de nuevo y que todo volviera a tener sentido.

Evocar ese recuerdo ha sido fabuloso, porque he vuelto a recrear las mismas sensaciones que tenía cuando era pequeñita y soñaba con ser escritora.

Me alegra comprobar que sigo manteniendo parte de esa fantasía a pesar de los años transcurridos, que no son pocos, que continuo teniendo una imaginación fértil y un “mundo interior” lleno de sueños (aunque ahora los comparto con vosotros, lo cual me resulta muy agradable) pero también me gusta ver que he evolucionado, que me satisface mi “mundo exterior” y que también en él encuentro magia, alegría y belleza. Éste dista mucho de ser perfecto (yo tampoco lo soy, ni lo pretendo) pero es mío y me agrada. Me siento bien en él, en buena compañía, y eso es más que suficiente.

Me alegra estar de vuelta después de mis pequeñas “vacaciones”. Espero poder seguir ofreciéndoos entradas como hasta ahora.