Otra de las “leyendas
urbanas” de mi colegio es la de la mano fantasma y está relacionada con la que
os conté del prisionero de guerra encerrado en los sótanos del teatro, historia
que fue pasando de curso en curso, y deformándose con el tiempo y la imaginación
de las niñas. Un par de años después de lo que narré en mi anterior relato, aún
se escuchaba hablar de él.
Según los
rumores, las monjas le daban al pobre hombre la posibilidad de entretenerse un
poco durante el tiempo que pasaba en su prisión dejándole tocar un instrumento
musical, nada menos que un tambor. Se ve que no eran sádicas del todo, mira tú
por dónde. Algunas de mis compañeras, las más morbosas, decían que en realidad quien
tocaba ese tambor no era el prisionero sino su mano, “la mano fantasma” (el
motivo por el que se la habrían cortado lo desconozco) que deambulaba cubierta
de sangre por los subterráneos y entre bastidores y que, de tanto en tanto, se
asomaba por una trampilla que había en mitad del escenario.
No sé si os he
contado que era en el teatro donde hacíamos deporte en invierno. La profesora,
Marieli, solía usar un tamborcito para marcar los tiempos en los ejercicios de
gimnasia rítmica. Un día, unas compañeras empezaron a decir que cuando Marieli
paraba de tocar, seguía escuchándose como un eco: ¡Era la mano, que se acercaba!
(nunca nos planteamos cómo hacía para sujetar tambor y baqueta, cosas de
críos). El rumor se extendió como la pólvora y en un tris toda la clase estaba
hablando de lo mismo, y lanzando miraditas al escotillón. Cuando ya estábamos
más que asustadas, a alguien se le ocurrió gritar: “¡La trampilla se abre, la
trampilla se abre! ¡¡¡Es la mano!!!” Y ahí fue cuando se complicó la cosa,
porque todas empezamos a vociferar y a correr en tropel hacia la salida.
La bronca fue
memorable, lo que pasa es que nadie supo decir quién había gritado primero, así
que todo se quedó una regañina colectiva y no hubo repercusiones individuales.
Un alivio, porque… ¿adivináis de quién fue el grito?
Jajajjaja, muy bueno. Me ha hecho reír un montón.
ResponderEliminarcreo q cosas así hay en las memorias de todos, cosas de críos.
Besos
¡¡Me alegra haberte hecho reír!! Me encanta compartir estas historias con vosotros. Un beso grande
EliminarHa sido curioso, porque al ver la forma en que se alteró la historia del prisionero, recordé el juego del "teléfono roto" en el que una persona le decía una frase a otra al oído, y esta a su vez a otra, y así... y al final la frase originaria era otra distinta jaja. La verdad es que es un reto imaginar cómo una mano solitaria puede equiparse con el tambor como escribiste, misterios del mundo de las manos sueltas :P
ResponderEliminar¡Un abrazo fantasmal!
Lo más curioso no es imaginar cómo hacía la mano para sostener el tambor. Lo más curioso es que nadie se lo preguntaba, a nadie le sorprendía, jajaja. Cosas de críos. Me encanta contaros estas historias.
EliminarUn beso fantasmal para ti, JC
Mientras te leía estaba pensando que estas historias serían geniales para un libro o una peli. Unas cuantas alumnas de un colegio de monjas y sus aventuras. Ahí dejo la idea...
ResponderEliminarUn besazo
¡¡Es verdad!! Saldría una película chulísima, ideal para estas vacaciones de navidad. Me encanta la idea, Eva.
EliminarUn beso enorme
jo con la mano y el tambor, me puedo imaginar de quien vino el grito jeje, supongo que si no acierto mal la que escribe este fantástico blog jeje, me equivoco? un beso enorme Chari me encantan tus historias del cole. tere.
ResponderEliminarPues sí, Tere, creo que fue la misma persona, jajaja. A mi también me encanta contaros estas historias, un beso enorme
Eliminar¡Qué sería de nuestra infancia sin un buen fantasma! Gracias Chari. Saludos.
ResponderEliminarCreo que todos hemos tenido alguno ¿verdad? En mi caso, compartido por todo un colegio de niñas imaginativas, jajaja. Un beso, Luy
EliminarJajajaja. Muy interesante.
ResponderEliminarEn mi época de estudiante existía una leyenda urbana parecida. La llamábamos “La mano negra”, esta se aparecía en los retretes.
Un abrazo.
Me alegra que te haya gustado, Óscar, nos tienes que contar esa leyenda en tu blog, mira que estas cosas de críos son divertidas. Un beso muy grande
EliminarAyyyyyy cómo me gustan estas historias!!!! Yo creo que es mi sección preferida. En mi cole también había muchas leyendas y pasábamos mucho miedo,jejejeje.
ResponderEliminar¿Y quién gritó primero?¿Tal vez alguien que llevaba mucho tiempo en ese cole?
Besitos y feliz jueves.
A mi también me encanta escribir sobre esto, pero lo voy "repartiendo" porque tampoco tengo demasiadas anécdotas así de graciosas o interesantes. Intentaré poneros todas las que pueda. Un beso
EliminarJajaja, fuiste una niña muy traviesa, jaja. Me ha gustado mucho tu relato/experiencia. Pero hasta me da pena el "fantasmal" ; )
ResponderEliminar¡¡¡Qué va, si era muy pava!!! Eso sí, las cuatro o cinco cosillas que hice fueron más que sonadas, ya os contaré, ya...
EliminarUn beso enorme
La psicosis colectiva es poderosa y más entre niños. Con nuestra imaginación todo era posible, hasta ver al ratón hablando con el mismísimo Freud, jeje. Un beso, Julio David
ResponderEliminarI enjoy your tales of the unseen, Chari! They are such fun to read, and to put myself in your place with the prisoner under the stage, or the hand that beats the drum. Crowd mentality is a strong force, especially if it is screaming and running for the door! Thank you once more and have a wonderful Thursday! Kisses!
ResponderEliminarMil gracias por tu comentario, Paula. Me lo he pasado muy bien escribiéndolo y me encanta compartirlo con gente tan maja como tu. Un gran beso
EliminarMe ha gustado mucho y me he imaginado el escenario del salón de actos de mi colegio de las monjas vedruna, y cuando íbamos a preparar los actos de Navidad y fin de año. Qué recuerdos!
ResponderEliminarUn saludo entre risas :)
Son buenos momentos, agradables de recordar y de compartir, me alegra mucho que mi historia te haya gustado y que te haya traído a su vez recuerdos felices. Un beso, Rachel
EliminarJajaj Chari me ha gustado mucho, que bien lo has redactado!!
ResponderEliminarMi parte favorita es cuando dices que cuando la profesora dejaba de tocar aun se oía un eco!!O.O
Muy bueno, ha sido un placer leerte!!
Un beso!! :)
¡¡Gracias, Agustín!! Eso era una alucinación auditiva, porque te juro que lo oíamos, un eco a lo lejos, que venía de los sótanos... qué miedito. Me encanta que te haya gustado, un beso enorme y gracias por venir
EliminarImagino la escena. La has narrado muy bien. Cuántas cosas escucha uno y se cree completas cuando somos pequeños. Yo además, siempre fui un miedoso.
ResponderEliminarAbrazo grande Chary.
Jeje, no te imagino miedoso. Yo más que miedosa era muy sugestionable, me lo creía todo, y así me iba. Me alegra que te haya gustado, Gildardo, es un placer tenerte aquí. Mil besos
EliminarLa verdad es que los colegios de monjas del siglo pasado dan para mucho. Es todo un mundo el que se creaba a su alrededor. No sé cómo serán ahora, pero lo que cuentas es igualito y destila el mismo ambiente que mi colegio de los años... uf qué de años!!!
ResponderEliminarSí, Rosa, lo mismo me pasa a mi, qué de años... pero las cosas divertidas se recuerdan como si fuera ahora. Seguro que también tienes muchas leyendas de este estilo para contar. Un beso enorme, gracias por pasarte
EliminarJajajajajajaja. No tienes remedio!!!!! Qué divertido eran estos colegios de monjas de nuestra infancia, donde sólo había niñas. En el nuestro, la señorita Pili, que no pasaba del metro veinte, tocaba el silbato en gimnasia ¡Qué horror! Pero teníamos más suerte que vosotras, si llovía... no había gimnasia porque, en aquel momento, no había otro lugar que no fuera el patio para practicarla. Así que nos cambiaban la clase por la de plástica u hogar.
ResponderEliminarUn beso Chari.
El colegio antiguo era una pasada, porque tenía muchos "rincones misteriosos", yo lo pasaba pipa investigando... pero no te cuento más que eso va a otro post ;)
EliminarUn beso enorme, Macarena, gracias por tu comentario y por visitarme siempre
Otra gran historia de fantasmas me gustaba leer. Me puedo imaginar estar en una habitación tranquila, y alguien grita. Me gustaría saltar fuera de mi piel y estaría colgando en el techo con las uñas. Pero cuando éramos niños, que utilizamos para asustar a los demás sólo por diversión. Mi hermana y yo uso para asustar a unos a otros senderos para caminar en el bosque por la noche. Lanza una roca en los arbustos y luego gritar y saltar en los brazos del otro 😊 😊
ResponderEliminarJajaja, esa también es una buena historia, cuando eres niño no calculas el alcance de tus actos, y siempre vives el presente. Si me hubiera parado a pensar, seguro que no habría gritado... ¿¿¿o si??? ¡¡¡Quién sabe, jajaja!!! Mil besos, querida amiga
EliminarHistorias de crías, que travesuras tan inocentes se hacían entonces, y pensar que nos considerábamos mayores? al menos yo, Con eso de la mano también tengo algún que otro recuerdo asustadizo.
ResponderEliminarDivertida como siempre Chari, me gusta reír, ah, lo del grito no me cabe duda de quién fue jajajajajaj.
Un beso.
¿¿¿De veras sabes quién grito??? ¡¡¡Yo no he sido!!! Jajaja, qué frase más buena y lo mucho que la usábamos en el cole. Un beso enorme, Mila, me alegra de corazón haberos divertido
EliminarJajajajaja qué historia, Chari!! Está claro que la histeria y el miedo colectivo existen :P
ResponderEliminarPor lo que veo el relato nació y creció entre los muros del colegio, alimentado con la imaginación de las alumnas. Si yo fuera directora de cine haría con eso un peliculón de miedo de los buenos :D Bien por ese primer grito "anónimo" que desencadenó la tormenta. Por lo menos a partir de ese momento pudísteis relajaros un poco, no? ji, ji.
Un placer leerte y que compartas tus historias con nosotros :)
Un beso!!
Como
Había muchísimas leyendas, Julia, los niños tienen una imaginación desbordante. Y es cierto que la leyenda se nos fue un poco de las manos... hasta hubo un accidente (y ese si que no fue culpa mía) pero ya os lo cuento en otra entrada ;)
EliminarMil besos
En mi clase de E.G.B había un grupillo de chiquillos y chiquillas que se divertían haciendo como que realizaban sesiones de espiritismo. Recuerdo una ocasión, un final de curso, que nadie de la clase quisimos viajar porque a ese grupo una supuesta chica fantasma (habitual en las sesiones) les había dicho que íbamos a tener un accidente. Al final fue tanta la histeria y el pánico colectivo por contagio psicológico que a la profe le costó convencernos, bueno, los padres nos obligaron, porque estábamos empecinados en no ir, jajaja. Ay que ver cómo es esto de la histeria colectiva.
ResponderEliminarExcelente relato, me lo he pasado en grande leyéndote.
Un beso
Jajaja, qué tiempos, Marisa. En mi clase también había un grupo que se dedicaba a hacer lo de la ouija (adivina quién participaba) pero nos pilló un día una de las madres y nos metió tal miedo en el cuerpo que no lo volvimos a hacer, jeje.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Besos
Jejeej... yo creo que la que lanzó el grito y desató la histeria colectiva, pero sin querer... en? jejeje... es "La Chari BR7"... jejeje... Me ha gustado mucho, he recordado leyendas urbanas de mi época. :-)
ResponderEliminarBesitos!
Si que fue sin querer, pero qué follón se armó... la suerte fue que nadie supo decir quién había gritado primero, jeje. Un beso enorme, Soraya
EliminarJajaja. Una de las, seguramente, muchas anécdotas infantiles que ahora provocan una sonrisa pero que entonces pusieron los pelos de punta a más de uno/a.
ResponderEliminarCreo que todos podríamos recopilar un anecdotario infantil y juvenil repleto de situaciones simpáticas y algunas incluso grotescas.
Un abrazo.
A mi me encanta contar estas historias porque todos, como tu dices, tenemos muchas cosas en común, en especial los que pertenecemos a la Generación EGB. Sí que estaría bonito recopilar todas estas anécdotas, yo ya lo estoy haciendo pero me encantaría que otros os animaseis, ayer Oscar Ryan lo hizo y me dedicó la entrada. ;)
EliminarUn besote, Josep
Jajajajaja que buenooo. Curiosamente, en mi colegio también había leyendas urbanas, aunque no sé si se han mantenido en el tiempo. Creo que este es un tema que podría hablar de manera extensa en mi blog jeje ¡gracias por la inspiración! ^^
ResponderEliminarSaludos, me ha gustado mucho leerte.
Pues... ¡¡¡adelante!!! Seguro que todos tenemos anécdotas similares, Óscar Ryan ya ha escrito una entrada de este estilo y me la ha dedicado... no quiero decir nada ;)
EliminarUn beso grande, Ross, me alegra que te haya buscado
Hola Chari me encantan estos relatos
ResponderEliminarson algo tan atrayente y cautivante , que no
hace falta mas que un narrador como vos
Un abrazo Chari...
Hola, Raúl, bienvenido a mi blog y muchísimas gracias por tu amable comentario, me alegro que te haya gustado mi historia. Un beso enorme
EliminarPor suerte no se averiguó de quién fue el grito que la lió jajajjaja
ResponderEliminarMuy bueno Chari, un besote!!!
Síii, que no sabes tu la mala baba que tenía la profesora, jeje.
EliminarUn beso enorme, Flora