Desde niña
tengo la costumbre de fijarme en las personas que pasan por mi lado en la
calle, o las que me encuentro en el tranvía o el autobús. Suelo imaginar sus historias: de dónde
vienen, adónde se dirigen o porqué tienen en su rostro una expresión
determinada. En algunos casos, llaman tanto mi atención que se convierten en
personajes de alguno de mis relatos. Cuando llego a casa después de haber
observado algo curioso me siento ante el ordenador para registrarlo, pero ayer
no pude escribir… o al menos no la historia que había imaginado en un
principio, que se marchó de mi mente con la misma facilidad con la que había
llegado.
Mientras daba
mi acostumbrado paseo con Fibi por la avenida que recorre la playa me fijé en
una pareja de octogenarios. Él se había sentado en uno de los bancos de madera
que hay frente a la orilla y se disponía a escribir en un cuaderno pautado que
había desplegado sobre su regazo. Su esposa (o a quien yo tomé por su esposa)
se alejó de él en dirección a la terraza de un bar cercano, no sin antes
despedirse acariciándole la mejilla con la yema de los dedos, en un gesto que
me pareció tierno y evocador.
La curiosidad
me llevó a acercarme al anciano, acechándole por detrás de su banco, para
observar qué era lo que garabateaba en su libreta. Me sorprendió descubrir que
no se trataba de palabras, sino de signos matemáticos (o más bien de magnitudes
físicas) que me resultaban familiares e incomprensibles a un tiempo.
Fiel a mi
costumbre les imaginé a él y a su compañera, sin apenas darme cuenta, una
historia cargada de romanticismo y tintes dramáticos. Me dejé llevar por la
imaginación y el mundo se me desdibujo mientras, en cuestión de segundos,
dotaba a la pareja de identidad, carácter y memoria histórica. No sé cuanto
tiempo pasé perdida en mis ensoñaciones, pero de pronto me devolvió a la
realidad la voz irritada del anciano, que había dejado su libreta para girarse
y contemplarme con mirada asesina.
– Señora – me dijo, apretando los dientes
– su perro se está cagando en mis
zapatillas.
AVISO: el final de este micro es pura FICCIÓN. Mi perrita está tan bien educada que hasta se baja de la acera para hacer sus necesidades :)
Imagen tomada de la red. Si el autor lo solicita procederé a eliminarla del blog.
Chari, jajajja, "sembrá" Fibi. Todo evocación y romanticismo hasta que tu querida perrita hizo de las suyas, en el ámbito de la ficción, claro está. Me encantó el micro, querida amiga. Un besito. :-)
ResponderEliminarSí, Fibi en algunas ocasiones me las hace pasar canutas, pero nunca me ha hecho una de estas... ¡¡¡menos mal!!! Me alegra que te haya gustado, Juan, un beso
Eliminar:). Buenos días, con una sonrisa. Besos y feliz comienzo de semana!
ResponderEliminarBuenos días, Eva, me alegro de haber tenido algo que ver en esa sonrisa. Feliz semana, mil besos
EliminarPor un momento pensé que te iba a decir "¿qué hace curioseando mis garabatos?" ;-)
ResponderEliminarMe has recordado a mí misma. Yo también tengo esa costumbre cuando me siento detrás de la ventana y veo a la gente pasar o cuando conduzco y veo a otros conductores. Según su atuendo y caras me pregunto "¿dónde irán? quizás a una boda, o a un hospital, o a un examen, quién sabe...
Es lo que tiene imaginar, ¡buen relato, Chari! Un beso
Es muy divertido imaginar, y si luego lo puedes llevar al papel es estupendo. Todo lo que cuento es real, excepto el final, que lo hice para darle algo de gracia, jeje. Me alegra que te haya gustado. Un beso enorme, Chelo
EliminarAl final, escribió, a pesar de Fibi, la historia.
ResponderEliminarEs que Fibi da para muchos relatos, José, unos reales y otros pura ficción. Un beso enorme
EliminarMuy bueno,Chari. He visto los signos que ese hombre anotaba en su libreta: ¡los recuerdo! Me has dado una idea para un relato. ¡Gracias! Un abrazo.
ResponderEliminar¡¡Qué bien!! Ya me enseñarás el relato cuando lo escribas, jeje. Qué bien que te haya gustado. Un beso enorme
EliminarAyyyyy con lo bonita que era la historia!!! Y Fibi es educadísima, eso salta a la vista.
ResponderEliminarYo también me invento historias de la gente que veo, pero claro, solo me pasa si voy sola porque generalmente voy hablando,jajajajaja, y se me escapan cosas.
Un besito y me ha gustado mucho el relato, como siempre.
¿¿Verdad que era bonita?? Pues intenté ponerle un final más romántico y menos escatológico pero no quedaba tan bien ;) Será que me encanta escribir cosas que hagan sonreír. Un gran beso, Marigem
Eliminar¡Que buen relato! Jajajajajaja. El final es lo mejor, sin duda, me ha hecho reír bastante :DD
ResponderEliminarEso sí, me alegro de que tu perrita esté bien educada ;)
El final es lo que le da el toque, al menos eso creo yo ;) Me alegra que te haya hecho reír, ese era el objetivo. Un beso, Rocío
Eliminarmuy buen relato, la verdad lo que mas me ha gustado de todo él es la escena de la pareja de octogenarios y su caricia en la mejilla sinceramente, aunque he decir en honor a la verdad que el resto también esta muy bien, y me he reído con el final jeje, muy bueno, de sobra se que fibi esta muy pero que muy bien educada.un beso enorme. Tere.
ResponderEliminar¿¿Te imaginas si Fibi lo llega a hacer de verdad?? Me hubiera dado un pasmo. Menos mal que el final fue imaginado. Me alegra que te guste, besitos, Tere
EliminarA mí me pasa algo parecido a ti, pienso en algo que me ha llamado la atención y luego se me olvida. Por eso utilizo tanto el Note de mi móvil, es como un post-it electrónico.
ResponderEliminarEspero que nos cuentes qué historia diseñaste para esa pareja; seguro que es más emocionante que la real que ellos tienen.
Un beso.
¡¡Seguro que sí!! lo malo es que ya les he dado este final y ahora no hay manera de escribir la historia sin reírme. Soy un caso. Muchas gracias por venir y por tu comentario, mil besos y feliz semana
EliminarYou have a great relationship with the written word, Chari! I always find your entries engaging and entertaining. Thank you so much for sharing them.
ResponderEliminarGracias a ti, Paula, siempre me alegras con tus comentarios, son fabulosos y muy motivadores. Mil besos
EliminarGracias por las risas, jajajjajaja
ResponderEliminar¡¡Un placer compartir risas, amiga!! Mil besos y feliz semana
EliminarDivertida historia. Yo también a veces intento dotar de historia a ciertos personajes que me cruzo, pero enseguida otros pensamientos o tareas me distraen. O se me olvida lo que levaba inventado y pierdo el hilo. Hace años que estoy por dotar de historia a una mujer de un óleo que nos regalaron. Había pensado matarla en el Titanic, pero luego me pareció que su tocado (solo se le ve la cabeza) no cuadraba con la época.
ResponderEliminarUn post muy divertido.
Un abrazo.
A mi también se me pasa mucho de lo que pienso, pero cuando más me sucede es cuando voy en el tranvía, entonces sí que le doy a la cabeza y de ahí surge algún que otro relato. En cuanto a tu protagonista, puedes matarla en el Titanic, el tocado lo llevaba el día anterior al naufragio, que celebraron una fiesta de disfraces...
EliminarUn beso enorme, Rosa
Jajajajajaj Me encantó esta historia. ¿No es la imaginación maravillosa? Lo hago todo el tiempo con Paula, sobre todo con la música en la radio haciendo mis propias incomprendido palabras. Muchas gracias por el querido amiga Chari. {:o)
ResponderEliminar¡¡¡La imaginación es un tesoro!!! Creo que es un gran don, me encanta poder decir que soy imaginativa como tú, Cindy. Un gran beso
EliminarEs una buena costumbre para inspirarse a escribir, la de fijarse en las personas que ves, además de ser un juego muy divertido que agudiza nuestros sentidos, te da imaginación y alas para redactar cualquier relato o novela. Aplaudo esa costumbre tuya, yo también la suelo hacer jajajaja.
ResponderEliminarEl final, risueño y con buen sabor de boca que me dejas, como siempre.
Un beso y feliz semana Chari.
Me alegra que compartamos también esta "manía" de escritora, Mila, observar es fundamental. Me encantan los finales alegres, y me hace mucha ilusión que os hagan reír. Un beso enorme, amiga
EliminarQué buen relato Chary. Y el final ha quedado lindo, con ese toque de humor para rematar.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué bien que te haya gustado, Gildardo, lo del toque de humor del final me gusta mucho, me encanta intentar arrancar sonrisas.
EliminarUn beso enorme
Jajaja pues el final queda estupendo para liberar la tensión sexual que querías crear :D
ResponderEliminarJejeje, ¿¿a que sí?? Es que si no acabo con risas no soy yo, jajaja. Un beso, Holden
EliminarEsa manía de observar es manía de escritora, Chari, pero te la ha cagado Fibi ;)! Muy buen relato: no me esperaba ese final. Me has hecho reír.
ResponderEliminarBesos y buen comienzo de semana ;)!
Fer
Jajajajaja, qué bueno, Fer. Si que es verdad, en el relato la caga bien cagada... Me encanta haberte hecho reír. Un gran beso y que tengas una gran semana
EliminarMe fascino tu relato muy bello y me ha tocado en mi corazon Chari hermosa
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Ana María, muchas gracias por tu comentario. Un beso grande
EliminarJajajajjajjajaja ¡No puedo contigo! Eres la mejor. La perfección hecha relato: manteniendo la tensión hasta la última línea.
ResponderEliminarYo soy más bien despistada, y lo cierto es que nunca me fijo en los que van y vienen. Tan es así que me cruzo con personas que conozco y... ni las saludo, porque es que no las veo. Por eso, sí que me gusta de vez en cuando, sentarme en un café o en un banco a observar y, a veces, fantasear. Y también, me encanta arrimarme, como a ti y mirar de cerca aquello que me causa curiosidad. En fin, serán cosas de la edad.
Muchos besos. Gracias por tus relatos.
¡¡Jo, que cosas más bonitas me dices!! ¡¡¡Gracias!!!
EliminarYo también soy despistada, las caras se me olvidan en un segundo, pero si veo a alguien que llama me atención le imagino su historia... y me lo paso en grande. Luego me olvido de la persona, pero la historia queda, jeje.
Un beso enorme, enorme.
Jo, Jo, Jo... diría P.Noel...y es q no es para menos Chari, tienes una forma de escribir q nos llevas hacia un lado cuando al final haces un giro total q encumbra en una gran sonrisa, así ha sido en este escrito ( ...y yo imaginándome otro final ).
ResponderEliminarGracias.
Te sonrío con el Alma.
Me alegra que te haya gustado, a mi me encanta eso de cambiar las tornas en el final, sobre todo para darle un toque de humor ;)
EliminarUn beso, mil gracias por venir
Con lo bonita que era tu ensoñación y lo interesante que estaba resultando y de repente ¡zas! brusca vuelta a la realidad. Pues ahora que se aguante, que por haberte interrumpido se queda sin historia jajajaja.
ResponderEliminarUn relato muy divertido, Chari. La verdad es que me quedo con las ganas de saber cuál era el argumento que habías imaginando acerca de la pareja de ancianos :D
Besitos para ti y para Fibi, que ya sabemos que ella no hace esas cosas :))
Me alegra que te haya gustado el relato, lo intenté escribir con la historia melodramática que inventé para los ancianos y era un bodrio, pero en cuanto le di este toque de humor me encantó... Creo que se me da mejor este tipo de historias que la realidad o el drama ;)
EliminarUn beso enorme, Julia
Efectivamente, Chari, así surgen las ideas para los relatos, e incluso las novelas. La simple observación de nuestro entorno y de sus gentes nos puede evocar un recuerdo que nos inspira una historia o una idea imaginativa que luego desarrollamos sobre el papel. Cualquier cosa puede inspirarnos pero hay que ser imaginativo. Esa, creo yo, es la clave, y un claro ejemplo de ello es este relato corto y muy bien desarrollado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso me ha pasado desde niña, Josep, pero es que siempre me ha encantado escribir. Recuerdo que cuando era pequeñita deseaba que llegaran las vacaciones de navidad para poder dejar de lado los deberes y dedicarme a escribir cuentos. Me alegra que te haya gustado el relato.
EliminarUn beso enorme