El sábado, a las seis de la madrugada ya estaba en pie, bueno, estaba
en el sofá escribiendo cuando me sorprendió el timbre del telefonillo. Entre
los ladridos de Fibi pude escuchar una voz llorosa que me decía: “Soy Paula”.
Casi me da algo. Volví a preguntar quién era y obtuve la misma
respuesta. La voz parecía la de mi sobrina, pero algo me decía que no podía
ser. Así que, en pijama aún, (Sí, en pijama, ¡vaya fauna!) salí a la calle para
ver quién era y qué pasaba (mi telefonillo no tiene cámara).
No era Paula, no era “mi Paula” al menos. Era una chica igual de joven,
no llegaría a los dieciocho, completamente ebria. Había vomitado al lado de un
coche y estaba tirada en la acera, boca arriba, medio desmayada.
Me aseguré de que estaba bien y desde allí mismo llamé a la policía y
me esperé a que llegaran y se la llevaran. Durante ese tiempo no dejaba de
darle vueltas a la cabeza.
¿Qué hubiera pasado si, en lugar de tocar el timbre de mi casa, hubiese
llamado a otro edificio? ¿Y si la hubiera encontrado un desgraciado que hubiese abusado de ella? ¿Y si en vez de llegar hasta mi portal se hubiera quedado tirada en la
calzada, con el peligro que ello conlleva? ¿Dónde estaban sus amigas o amigos,
cómo era posible que la hubiesen dejado sola en ese lamentable estado?
Me parece muy, muy penoso el rumbo que está tomando nuestra sociedad. No entiendo que la norma general sea emborracharse el fin de semana en lugar de
constituir la excepción. No comprendo que, cuando se sale con amigos, no se
pacten turnos para que uno de ellos no consuma alcohol y pueda echar un cable
al resto y acompañarlos a casa. No concibo que, si se sale sin compañía, se
consuman bebidas hasta acabar en un estado que no te permite ni llegar a tu casa
ni defenderte en caso de una agresión.
Me sentí muy triste al verla tirada en el suelo, como un despojo, con
el maquillaje corrido, la boca manchada de vómito y los zapatos en la mano.
Y agradecí a la fortuna que mis sobrinas estuvieran durmiendo
plácidamente en sus camas y que ninguna de ellas se haya encontrado nunca en
una situación similar.
Espero que cuando llegue el día en que tomen copas cuando se vayan de
marcha (por ahora las tres más jóvenes son abstemias - ojala les dure - y la
mayor lo ha sido siempre) no pierdan la cabeza de este modo. Que sean capaces,
al menos, de guardar cierta dignidad y, sobre todo, algo de capacidad de reacción; espero de
corazón que tengan buenas amigas que las puedan acompañar a casa o que sean lo
suficientemente listas como para quedar con alguien que no beba, para que acuda
en su ayuda en caso de necesidad.
Quisiera pensar que la sociedad va a cambiar, que el mundo en el que van a crecer mis sobrinas va a ser mejor que el que tenemos. Y me da muchísima lástima ver que todo parece quedarse en un simple deseo.
Imagen de la red. La eliminaré del blog si el autor lo solicita
Es un tema delicado el que comentas, Chari. Lo de beber hasta perder el sentido yo no lo entiendo, ni cuando era más joven ni ahora. Cada uno se divierte como mejor le parece pero creo que algo no funciona bien cuando el objetivo de la diversión, y no la consecuencia, es emborracharse.
ResponderEliminarCreo que es cuestión de educación. Afortunadamente mi hija no tiene esa afición y su manera de divertirse es muy distinta, no siente atracción por la cultura del botellón y del consumo exagerado de alcohol. Espero que le dure.
Un besote y buenos días.
Yo también creo que cada uno elige cómo divertirse, pero ¿¿eso es divertirse?? Que la policía te recoja en la calle no es mi idea de la diversión.
EliminarOjalá tu hija y mis sobrinas sigan en esta línea, por su bien y nuestra tranquilidad.
Un beso enorme, Paloma
Jo Chari, estas situaciones me entristecen igual que a ti y creo que coincido en tus reflexiones. Has dicho algo muy importante sobre la pérdida de la dignidad. Tras unas cuantas veces de haber bebido alcohol cuando era joven, llegué a esa conclusión: la bebida conlleva una pérdida de dignidad de la que uno no es consciente hasta que se ve reflejado en otro. Desde entonces, jamás he vuelto a tomar nada, ni si quiera vino o cerveza porque es que, ni antes ni ahora, me sienta bien la bebida.
ResponderEliminarPor otra parte, pienso en mi hija, igual que tú en tus sobrinas. Espero que el diálogo que hay entre nosotras permita evitar situaciones como la que narras.
Un besito.
Ya no es sólo la pérdida de dignidad, es el riesgo en el que ponen su salud y su integridad. De verdad que espero que tu hija y mis sobrinas sigan siempre así, y que nunca corran una suerte parecida.
EliminarUn besote, Macarena
Lo que a mí me parece más penoso, si cabe, es que con tanta información sobre las consecuencias de una noche de borrachera y los casos de violación, todavía se den casos así. Ignoro, por supuesto, qué le llevó a esa muchacha a llegar a tal extremo. Quizá la drogaron y la abandonaron. La policía lo aclararía, supongo. ¿De qué sirven tantos consejos, por parte de los padres y de las autoridades?
ResponderEliminarY, por otra parte, opino que quizá sí habría sido bueno que tus sobrinas hubieran visto el estado deplorable de esa chica para que tomaran nota de las funestas consecuencias de pasarse con el alcohol y quizá también con las drogas. Al fin y al cabo, una imagen vale más que mil palabras.
Un abrazo.
¿¿Verdad que es espantoso?? Anda que no se habla de eso últimamente, a raíz de lo de "la manada", que tiene tela... Me parece que es ponerse en riesgo por gusto.
EliminarMis sobrinas por ahora ni quieren probar el alcohol, y ya han visto por desgracia casos parecidos con compañeras de curso (con 16 y 17 años, que triste).
Ojalá les dure esta cordura tan extraña en dos jóvenes
mil besos, Josep
Esta es la consecuencia de muchas complacencias y licencias por parte de algunos padres que han relajado sus costumbres educativas con respecto a sus hijos.
ResponderEliminarEl resto de la sociedad solo nos escandalizamos y sentimos lástima cuando el suceso trasciende a violación, sobredosis, accidentes de tráfico, o comas etílicos. Entonces nos escandalizamos ¿De lo mal que lo están haciendo las autoridades? ¿Y la familia qué?
Besos y gracias por ser buena Samaritana.
No sólo me parece un error en la educación por parte de los padres, que lo es. Me parece una pérdida de valores. Yo jamás dejaría tirada a una amiga en ese estado, ¿dónde estaba la gente con la que salió de marcha?. Y luego, ese actuar sin pensar... es ganas de ponerse en peligro.
EliminarEn fin, ojalá hubiera podido hacer más.
Mil gracias por todo, Francisco
Yo tampoco lo entiendo. Nunca he podido beber hasta perder el sentido. Mucho antes he vomitado hasta el primer biberón. Así como genéticamente estoy preparada para ser una fumadora empedernida (aunque hace más de cinco años que no lo pruebo), nunca podría ser alcohólica. Me sienta de pena.
ResponderEliminarPonerse un poco ebria tiene que ser la consecuencia de una noche de diversión en que se descontrola un poco, no el fin que se persigue y cuanto antes mejor.
Se han pervertido los fines y se ha convertido en fin un daño colateral.
Espero que tus sobrinas (y los míos) nunca se vean en esa situación.
Un beso.
Yo una vez caí KO. Fue en la boda de mi hermana, estaba más nerviosa que ella si cabe, llevaba tres días que no me pasaba la comida y sólo tomaba Biomanán. Al salir de la boda fuimos a un bar y nos tomamos unas cañas y, en el convite, nada más llegar nos dieron una copa de champagne... y con eso bastó para dejarme fuera de combate. Pero yo hablo de una excepción, no del motivo para mantener una conducta a lo largo del tiempo.
EliminarComo le digo a los que ya han comentado antes, ojalá ojalá ojalá sigamos con esta suerte y nuestros peques no sigan estos derroteros
Mil besos, Rosa
Hola Chari.
ResponderEliminarQué triste. Mis hijos tampoco beben, y la mayoría de sus amigos tampoco aunque hay alguno que sí. Hace un par de años una amiga(pero de las que apenas bebe, en este caso fue mala suerte y no se ha repetido) se emborrachó y mi hija y tres amigos más la llevaron a urgencias en taxi, estuvieron con ella hasta que le dieron el alta y llamaron a su madre y la llevaron a casa. Los médicos les felicitaron, y mi hija flipaba porque lo mínimo que hay que hacer es estar con ellos o al menos llamar a sus padres.
Y desde luego qué triste que la gente joven no se divierta de formas más sanas.
Un beso enorme y eres muy buena, otra persona ni se habría molestado en ver que le pasaba a esa niña.
Hola, Gemma. Mi sobrina también tuvo una experiencia parecida con una compañera de clase. Por suerte son buena gente, tanto tu hija y sus amigos como mi sobrina. No dejaron tirados a los que lo estaban pasando mal. Eso dice mucho (y muy bueno) de ellos. Por desgracia, como se ve casi a diario, no todo el mundo es igual.
EliminarY en cuanto a ver lo que le pasaba... pensé que podría ser una de mis sobrinas y que a mi no me gustaría que las dejaran tiradas en la calle a merced de cualquiera. Se me ponen los pelos de punta de pensar en el riesgo que podrían correr.
Mil besos, Gemma
Los pelos de punta se me han puesto Chari y imagino lo mal que lo tuviste que pasar.
ResponderEliminarLo qu eesta pasando en esta sociedad nuestra es de pena de verdad, que sentido tiene beber hasta encontrarte en ese estado que no te beneficia en absoluto? ninguno, no lo entendía cuando salía de joven y sigo sin entenderlo sinceramente.
Lo que me preocupa es además que las amigas no estuvieran con ellas ¿como pueden dejar a alguien sola en ese estado? en fin, me produce tristeza, pena y mucha preocupación porque tengo un hijo y ojalá jamas se vea en una como esta, y hasta ahora no ha bebido de modo que tengo suerte, espero y deseo que nunca tengan que llamarme diciéndome que esta en ese estado por culpa del alcohol.
Un beso enorme y nos vemos el jueves, y celebro que tus sobrinas por el momento ni lo prueben y espero que así sea.
Me llevé un susto de muerte, sobre todo porque la voz era muy parecida a la de Paula y, encima, mira que llamarse igual...
EliminarSi que es una pena la deriva que toma la sociedad en todos los sentidos: beber sin pensar en las consecuencias, no responsabilizarse, dejar tirada a una amiga... esto último me parece horrible. Yo jamás lo haría
Ojalá Jorge jamás se vea en una de estas, no me lo imagino ni bebiendo así ni dejando tirado a un amigo.
Un beso y hasta el jueves
Creo que como se ha puesto de moda salir a embriagarse cada ocho días hay demasiados que sienten no ser nada si no siguen al colectivo. Y así, hay quien no tiene experiencia ingiriendo alcohol y se embriaga rápido y no sabe ni qué hacer.
ResponderEliminarLo peor amiga, que no se escarmienta en cabeza ajena. Y por más consejoa que se den difícilmente se valoran.
Abrazos. Que tengas linda semana.
Es cierto que no se escarmienta, pero... ¿acaso no piensan en el peligro? No es caer en un coma etílico, es quedarte tirado en la calzada o que se aproveche un desaprensivo... con los casos que hay ahora no entiendo como no se piensa más.
EliminarMil besos, Gildardo
Es triste que una persona pueda llegar a este estado de embriaguez. Que pena tan joven y así. La cultura de celebrar y beber está tan arraigado en la sociedad que no debería ser normalizado. Sólo hay que salir un fin de semana a cualquier calle céntrica de una ciudad y ver a la gente bebiendo en la calle y con hijos pequeños a su alrededor. Cuando nosotros éramos jóvenes y salíamos a tomar algo. Uno o dos padres iban con los niños al parque mientras sus padres bebían unos vinos. Normalmente éramos nosotros los que nos quedábamos con los peques. Delante de los niños no es bueno beber. Lo del botellón a la edad joven se pasa, pero algunos se quedan tocados del ala. La responsabilidad es de la educación de los padres en cualquier momento. Un abrazo.
ResponderEliminarTienes muchísima razón, el ejemplo es básico. Y no sólo en lo que a beber se refiere. Un padre debe educar a sus hijos en la solidaridad, en la decencia: dejar tirada a una amiga que ha bebido me parece terrible, un despropósito. Por eso creo que es una pérdida de valores a todas las escalas.
EliminarOjalá pudiésemos hacer algo por cambiar eso.
Mil besos, MariCarmen
Menos mal Chari que te encontró a ti porque cualquiera podría haberse aprovechado de ella.
ResponderEliminarEs terrible esta cultura del botellón y el emborracharse hasta perder la consciencia. Me pregunto qué estamos haciendo tan mal que tantos chicos no conciben la diversión sin el alcohol y sin el alcohol sin límites, porque no hablo de tomar un par de copas sino de perder la conciencia y que encima tus propios amigos te dejen tirada en la calle como un despojo y al alcance de cualquier energúmeno, no lo entiendo.
Besos
Es incomprensible las elecciones que el ser humano hace en ocasiones, sin pensar más que en una satisfacción momentánea y sin pensar en las consecuencias que puede acarrear. Con las cosas que se oyen últimamente no me explico como (sobre todo a las chicas) no se les mete el miedo en el cuerpo...
EliminarY qué falta de principios abandonar a alguien así...
Muchos besos, Conxita, gracias por tu comentario
No se si sería ese su caso. Yo creo que es más cuestión de presión de grupo: o haces lo que todos, o no eres nadie. La chiquita iba arreglada para salir, maquillada y bien vestida. No creo que quisiera desaparecer o borrarse del mundo, creo más bien que eligió una opción inadecuada para divertirse. A quienes no entiendo es a la gente que estuviera con ella. Dudo que fuera sola y dejarla marchar así... en fin, probablemente irían todos igual de cocidos.
ResponderEliminarNunca sabremos lo que pasó en realidad, pero sea cual sea el motivo que la llevó a llamar a mi puerta, sigue pareciéndome tristísimo
Un besote, Julio David
Terrible el episodio que nos cuentas hoy, Chari, y estoy totalmente de acuerdo contigo, es una lástima que las borracheras de fin de semana de los jóvenes sea uno de los principales alicentes para ellos. "Esa" Paula tuvo una suerte tremenda de encontrarse contigo en lugar de con algún/a desaprensivo que, en el mejor de los casos, hubiera pasado de ella. Esa madrugada fuiste su ángel de la guarda. Espero que al menos aprendiera la lección...
ResponderEliminarBesitos a montones.
No sé si aprendería la lección, ojalá si, pero hay gente que es inmune al aprendizaje. Me dio auténtica lástima, ese estado de indefensión puede llevarte al desastre... espero que tenga más cuidado la próxima vez
EliminarUn beso enorme, Julia
Buen martes para ti, Chari!
ResponderEliminar¡Gracias por compartir una entrada de blog provocativa!
Hiciste un trabajo de misericordia cuando ayudaste a esa pobre y ebria chica. Solo podemos orar para que sea la primera vez que pierda el control y que no tenga la costumbre de emborracharse y deshabilitarse.
Soy un viejo excéntrico que será 67 a finales de este año. Descubrí cómo se siente borracho, pero siempre supe mi camino a casa. Después de algunas rondas de estar enfermo por el alcohol, aprendí a beber de manera responsable. No tomé un trago desde agosto de 2002. Simplemente no quiero whisky por más tiempo.
Se ha dicho que el alcoholismo es un escape de un mundo que el bebedor encuentra doloroso. Toman alcohol para amortiguar su dolor. Nunca sentí que podía ahogar mis penas en whisky. ¡Mis penas saben cómo nadar!
Good Tuesday to you, Chari!
Thank you for sharing a provocative blog entry!
You performed a work of mercy when you helped that poor, drunk girl. We can only pray that it was her first time losing control and that she will not make a habit of getting drunk and disabled.
I am an old coot who will be 67 later this year. I found out what being drunk feels like but I always knew my way home. After a few rounds of being sick from alcohol I learned how to drink responsibly. I have not taken a drink since August of 2002. I just don't want whiskey any longer.
It has been said that alcoholism is an escape from a world that the drinker finds painful. They take alcohol to dull their pain. I never felt that I could drown my sorrows in whiskey. My sorrows know how to swim!
Yo también creo que las penas saben cómo nadar, Paula. No creo que beber sea la opción para dejar atrás el dolor, solo consigue añadir un problema más a los ya existentes... pero entiendo que algunos crean que es su única salida. El alcohol adormece el malestar por un rato y, aunque a largo plazo sea fatal, supongo que el alivio inmediato que ofrece es lo que se busca.
EliminarNo creo que fuera el caso de esta chica, más bien bebió por salir de fiesta. Pero acabar tirada en la calle, o llevada a casa por la policía... me parece triste y peligroso.
Un beso enorme, Paula
YO tampoco entiendo esa obsesión por beber hasta perder el sentido. Es un modo de diversión absurdo que siempre ha existido pero que en los últimos tiempos se ha instalado en segmentos de nuestra sociedad qcada vez más jóvenes.
ResponderEliminarEs una pena que se salga con ese objetivo en mente. De verdad que no le veo la diversión, y es cierto que cada vez hay más jóvenes "enganchados" a este tipo de juergas. Qué triste
EliminarMil besos y muchas gracias por tu comentario
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