Ésta es una fábula, como las de
Esopo, pero en plan más animal. Ya veréis por qué lo digo.
El lobo se
había disfrazado con una piel de cordero. Había manchado sus patas de harina
para que no desentonaran con el color del resto y también se había comido una
tiza pues había oído que era lo mejor para suavizar la voz. Y así enmascarado,
ocultando su identidad y sus siniestros propósitos, se acercó a casa de una tímida ovejita y
consiguió que le abriera la puerta.
Una vez
dentro, comenzó la labor de cortejo: fue tierno, adulador, atrevido a veces,
siempre seductor… y en poco menos de media hora consiguió llevársela a la cama.
No, no quería comérsela, sólo echar un polvete, no tenía hambre ya que acababa de zamparse siete cabritillas.
¡El partidazo que le estaba sacando al disfraz!
Lo que no
sabía el lobo es que la corderita con la que remoloneaba entre las sábanas
también llevaba careta. En realidad se trataba de la raposa, que perseguía
idénticos fines y usaba los mismos trucos rastreros que él.
La sorpresa
del lobo fue mayúscula cuando descubrió la verdad. Tiempo después aún se le oía
quejarse diciendo que las únicas que no se habían disfrazado en aquella aciaga
ocasión eran las ladillas que le había cedido su compañera de cama.
Jajaja. Una fábula fabulosa, y como todas las fábulas con su moraleja: No te acuestes con desconocidos que saldrás escocido, jeje.
ResponderEliminarMe ha encantado, Chari.
Un abrazo sin máscara.
Me encanta esa moraleja, te ha salido un pareado sin haberlo preparado, jajaja
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Mil besos, Josep
Jajajaja qué ocurrente, Chari. Esta es una versión muy especial del cazador cazado. Habría hecho bien en pensar mal, ya que estamos con el refranero :P
ResponderEliminarMuy divertida la fábula, y con una moraleja importante, como debe ser.
¡Besitos de martes!
Pues es una versión que salió después de pensar en otra que era triste. No quise abundar en melancolías y la retorcí hasta que aparecieron las ladillas, jajajaja
EliminarMe alegra que te haya divertido, ese era el objetivo.
Un beso enorme, Julia
Jajajajaja Me encanta la moraleja. Pero, vaya, estas cosas pasan cuando sales a la calle a ligar con tus mejores galas y no sabes con quién te terminas acostando.
ResponderEliminarUn beso
Síii, hay que ir con cuidadito si no quieres llegar a casa con "amigas" indeseadas, jajaja
EliminarMil besos, Macarena
Muy original. Las cabritillas son las que se llevaron la pero parte en esta historia.
ResponderEliminarUn beso.
Las cabritillas las pobres no se libran de caer en las fauces del lobo ni en mis micros, que mira que están retorcidos, jajaja. A ver si en la próxima las libero a ellas.
EliminarUn beso enorme, Francisco
Jajaja muy bueno salio escaldado el lobo si se creía que iba a engañarla.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho muy original sin duda.
Un beso enorme
Pues la idea salió de otra más triste, pero quise darle vueltas y conseguir algo que me hiciera reír. Si os ha gustado, me alegro de corazón.
EliminarBesos, Tere
¡FABULOSA! ¡Sumamente peculiar! Me ha gustado mucho. Un abrazo escritora.
ResponderEliminar¡¡Me alegra que te haya gustado!! Me encanta cuando los que escribís micros tan buenos me dais vuestro apoyo.
EliminarMil besos, FJavier
Una fábula entretenida y con varias moralejas; Nadie es quién parece ser.
ResponderEliminarVaya con el lobo y la sorpresa ajaja.
Que divertido micro, Chari.
Un beso.)
Me alegra que te haya divertido, Mila. El pobre lobo, esta vez, salió bien escaldado, jajaja
EliminarUn besote
Pero qué fábula más actual querida Chari. El seductor adulador cazado. Y es que las mujeres nos sacan tanta ventaja, jajaja.
ResponderEliminarAbrazos.
Se puede decir que por una vez el lobo fue a por lana y salió trasquilado, jeje. Lo curioso es que en primera versión que me vino a la mente era el lobo el que ganaba... y le di vueltas hasta que conseguí un efecto algo cómico. Lo retorcí, quizá por eso dicen que las mujeres somos retorcidas, jajaja
EliminarMil besos, Gildardo
Bien merecido se lo tenía el lobo por comerse a las siete cabritillas. Menudo disgusto me llevaba yo de pequeña cada vez que me contaban el cuento. Y como de niños somos muy morbosos, pedía que me lo contaran varias veces al día cuando estaba con mi abuela.
ResponderEliminarMuy bueno tu sentido del humor. Espero que las ladillas le pongan al lobo sus partes en carne viva por tragón... aunque, ¿qué culpa tiene el lobo si la naturaleza le hizo para comer cabritillas, ovejas, cervatillos, etc?
Un beso, guapa.
A mi me daba muchísima angustia el cuento de las cabritillas, me imaginaba a mi misma metida en el reloj de pared, sola, con el resto de mis hermanas masacradas por el lobo... qué horror (en mi imaginación yo era la cabritilla superviviente, claro).
EliminarEl pobre lobo hace lo que la naturaleza le exige, pero mira que daba rabia. Podía haber sido vegetariano, ¿no? Al menos en esta ocasión se lleva a casa un "regalito" inesperado, jajaja
Un beso enorme, Rosa
Seductor engañado podría ser el subtítulo de esta fábula.
ResponderEliminarQuienes van de listillos tarde o temprano bajan la guardia y acaban siendo engañados.
Bonita fábula
Un beso.
No me extraña que bajara la guardia, en esta ocasión la raposa fue más lista. Pero me alegra que se llevara una buena lección porque la "gente" que lleva caretas no me gusta, y pienso que en muchos casos se merecen lo que la vida les depara.
EliminarMil besos, Paloma
Muy buena esta fábula y su moraleja en unos tiempos en los que tanto abundan los lobos y las ovejas.
ResponderEliminarBesos
Y las caretas. Mira que abunda la gente que no muestra su auténtico yo y se vale de engaños para llegar al corazón de los demás... en este caso, hubo una cierta justicia poética.
EliminarUn besote, Conxita
Menudo par de dos! Muy divertdo!
ResponderEliminarPues si, dos buenas piezas y ambas con careta... tienen merecidas esas ladillas y más, jajaja
EliminarMil besos
Jajajaja que divertida y maravillosa fábula te quedó. Lo que me he reído.
ResponderEliminarUn besazo
¡¡Me alegra que te haya gustado y te haya hecho reír!!
EliminarMil besos, Mariola
Jajajaja, qué bueno Chari, con la de veces que me lo contaron a mí y yo a mis hijos, pero me quedo con esta versión.
ResponderEliminarBesos.
En esta versión el pobre lobo sale escaldado. Las únicas que se lo pasan pipa son las que no llevan máscara, las ladillas, jajaja
EliminarMil besos, Gemma
Si, siempre es mejor la risa. El relato nació como algo más triste, pero lo acabé transformando porque me hace mejor reír.
ResponderEliminarUn beso enorme, Julio David
Jajajaja, cucharada de su propia medicina, con postre y todo. Muy bueno!!
ResponderEliminarAbrazo Chari :)
El postre que no falta, jeje, que se lo tienen bien merecido
EliminarUn beso, Diana