Hoy os traigo una anécdota de mi infancia que a mi aún me hace sonreír. Espero que también a vosotros os agrade.
Ya os conté en
una ocasión que de pequeña tenía complejo de “Marty McFly”: era incapaz de
rechazar un desafío, por muy estúpido que fuese o por muchas consecuencias
negativas que tuviese. Esta historia habla de uno de esos retos imposibles de
resistir.
Cuando tenía
once años, emitían en la tele una serie de ciencia ficción que me gustaba
muchísimo: Espacio 1999. Adoraba a todos los personajes de la Base Lunar Alfa:
John Koenig, su valiente capitán; la inteligente doctora Helena Rusell y Alan
(el intrépido piloto de las “Águilas”)… pero, sobre todo, me encantaba Maya,
una preciosa “metamórfica” o “multiforme” que era capaz de transformarse
prácticamente en cualquier forma de vida, podía convertirse en todo tipo de
animal o hasta en un extraterrestre con forma de bicho. En infinidad de
ocasiones era ella la que salvaba a todo el equipo recurriendo a sus “poderes”.
Si a eso añadimos que enamoraba a Tony, jefe de seguridad de la base y guapete
oficial del grupo, no os puede extrañar demasiado que fuese mi personaje
favorito.
En clase todas
mis compañeras sabían lo mucho que me gustaba y una de ellas me
propuso un reto: tenía que decirle a los profesores que me llamaba Maya. Como
os he dicho, era incapaz de rechazar un desafío así que me faltó tiempo para
aceptar, aún sabiendo que me iba a meter en un lío de los gordos.
Con quien
menos problema tuve fue con Don Paco, el profesor de física. Me caía genial,
quizá porque era tan cabezota como yo y puede que por ese mismo motivo yo le
hiciera gracia. El caso es que cuando pasó lista y dijo mi nombre, yo le
respondí: “No, no me llamo así, me llamo Maya”. Y él, sin levantar los ojos del
papel, dijo: “Vale, Maya, sal a la pizarra”. Ni se inmutó. Eso le ganó mi
respeto para siempre.
Con las demás
profesoras no fue demasiado mal, logré terminar el día sin que me tiraran de
clase, aunque supongo que algún negativo caería. Lo peor quedó para el final:
Sor Sacramento. Aunque estaba muerta de miedo, no me eché atrás. Escuché cómo
mencionaba mi nombre y respondí lo mismo que había estado haciendo toda la
mañana, pero la monja se sulfuró y empezó a gritar: “¡¡No, tú te llamas Rosario!!”
Y yo, sacando fuerza no sé de dónde, le
respondía: “¡¡No, Maya!!”
Estuvimos así
(ella gritando “Rosario” y yo diciendo “Maya”) no recuerdo cuánto tiempo, hasta
el final de la clase. Esta fue sin duda la única ocasión en mi vida en que le he
faltado al respeto a un profesor (tirar la comida no cuenta, eso era cuestión
de supervivencia) y no entiendo cómo me libré de una buena bronca. Supongo que,
en parte, sería porque Sor Sacra se dio cuenta de que con su comportamiento tan
absurdo se había puesto a la altura de una cría de once años. El caso es que
salí indemne de todo el jaleo y ¡¡¡conseguí que mis compañeras me dejaran hacer el
papel de Maya en nuestro juego del recreo!!!
Imágenes de la red. Las eliminaré del blog si el autor lo solicita. |
Jajajaja, yo también era muy Marty Mcfly, pobre del qu eme llamara gallina.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia, especialmente la aparte en que Sor Sacramento se puso a la altura de una nena. Y qué bien que te dejaran ser Maya en el recreo.
Un besito y feliz martes.
Siempre he sido muy cabezota, en eso sigo igual (qué cruz) y que me dijeran que NO podía hacer una cosa... en fin, era lo mejor para que la hiciera. Lo que aún no sé es cómo mantuve el tipo delante de Sor Sacramento.
EliminarMe gané el papel de Maya para siempre, jajaja.
Un beso enorme
jaja vaya reto y vaya reto, y la verdad os imagino a doña Sacra y a ti en plena discusión y me entra la risa, jejee, en fin al menos no saliste mal parada, y no me acuerdo yo de esta serie fijate, pero será que no la veíamos en casa o no me gustaba. un beso enorme. TERE.
ResponderEliminarUff, pues en mi cole era famosa. Al principio la ponían en un horario muy malo, pero la gente escribió a RTVE para que cambiaran la hora y lo hicieron. Me encantaría tener la serie, me trae recuerdos geniales, como éste que he compartido con vosotros.
EliminarUn beso enorme, Tere
Pues no cnocía yo a la MArty esta... qué curioso! Me has hecho gracia ;)
ResponderEliminarQue sería de nosotros sin imaginación, de niños y de adultos.
Besos
Yo tenía muchísima imaginación, y los personajes como Maya me fascinaban. También me encantó La guerra de las galaxias, la vi dos veces seguidas el día de su estreno :)... ¡¡en primera fila una de ellas!!
EliminarEn fin, que es bonito ser niño ¿no?
Un besote, amiga
Y como en el blog no te llamas Naya? aunque Chari me gusta. Un abrazo
ResponderEliminarPues no lo pensé. Puse Chari porque es mi nombre (bueno, la abreviatura) pero Maya siempre ha sido un nombre muy, muy querido para mí. Además, también me sonaba a "la reina de las hadas", jeje
EliminarMil besos, Mamen
Yo uso para ver esa serie a, me encantó! En realidad, me encantó ningún películas del espacio. Por el momento Espacio 1999 tuvo muy buenos efectos especiales. Gracias por compartirlo. Otro uso para gustaría que se había perdido en el espacio, con el doctor Smith y la familia Robinson, y el robot. y por supuesto la vieja serie de Star Trek Capitán Kirk. buenas memorias.
ResponderEliminarGracias por compartir
¡¡Es cierto que tuvo muy buenos efectos especiales!! Creo que los mejores hasta entonces en una serie de TV y también unos excelentes decorados. A mi lo que más me gustaba era el momento en que Maya se transformaba. Recuerdo un capítulo en que se convertía en tigre... ¡¡¡qué maravilla!!!
EliminarSí que son buenos recuerdos, el post de hoy lo he escrito con mucho, mucho cariño.
Un beso enorme, Cindy
My hat is off to your bravery, Maya! I never would have thought to try such a thing. Maybe that is because the Catholic school I attended was day school and very close to home. The good sisters could summon my parents with a phone call, and if that happened, my mother would have had a conniption! Have a pleasant evening. Kisses!
ResponderEliminarEn mi cole también eran estrictos, y con una llamada, mi madre se hubiera presentado allí... pero no sé si fue cuestión de suerte o qué, pero nada malo me pasó, por fortuna. En cuanto a lo de Sor Sacra, se puso tan a mi altura, que quedó peor que yo, jajaja
EliminarUn beso enorme, Paula, feliz tarde
Te había comentado, pero no sé por qué no se envió (por cierto, creo que dos comentarios tuyos se me borraron del blog, lo que me dio tristeza =( )
ResponderEliminarTe decía del horrible nombre de esa monja, con razón se puso así, jajaja.
Tenías agallas para ser tan tímida como dices.
No sabía del complejo de Marty McFly, imaginé algo así como querer vivir en el pasado o el futuro, jajaja.
Abrazos.
No creas que tenía tantas agallas, fue la única vez durante toda mi etapa escolar que me enfrenté así a un profesor, jajaja.
EliminarLo de Marty McFly es que en la peli, cuando le llamaban gallina aceptaba cualquier reto, y a mi me pasaba lo mismo de niña, jeje.
Mil besos, Gildardo
Tú lo que eres no es una heroína, tú eres directamente una kamikaze. Enfrentarte a Sor Sacra!!! Por favor, si sólo el nombre asusta. Sacra, Sacra, Sacra... si lo dices entre susurros hasta se te pone la piel de gallina.
ResponderEliminarAnécdota divertidísima. Las que hemos ido a colegio de monjas sabemos qué significa llevarle la contraria a la sor, no por que ellas fueran malas, las malas, muy malas, éramos nosotras y a ellas no les tocaba otra que lidiar con esos toros.
Un beso, querida Rosario (bueno Maya, a ver si me cae una bronca!)
Exacto, tu lo has dicho, una kamikaze total, jajaja. Y a Sor Sacra sólo había que mirarla para que se pusiese la piel de gallina y los pelos de punta, era un bicho.
EliminarJamás tuve problemas con ninguna de las monjas, sólo con ella.
Un beso enorme, Elisenda
Claro, como Maya, tenías superpoderes y sólo Sor Sacramento tuvo la osadía de enfrentarse a ti.
ResponderEliminarQué entrada más divertida, Chari. Te superas a ti misma.
Un beso.
Jeje, para enfrentarse a Sor Sacra había que estar muy, muy ido... como yo entonces, que se me fue la pinza, jajaja. Me alegra que te haya resultado divertida la anécdota, Rosa. Mil besos
EliminarDesafiante mujer. Por eso, a pesar de que parece que se os recuerda solo hoy, sois grandes aunque no os lo propongáis todos y cada uno de los días el año.
ResponderEliminarBesos
Qué bonito, gracias, Francisco. Es un detalle precioso.
EliminarUn beso enorme.
¡¡Qué niña tan "tremenda" eras, Chari!! jajajaja. Me sorprende que algunos profesores accediran fácilmente y no te preguntaran siquiera el por qué, pero imagino que, siendo la experiencia un grado, estarían ya curados de espanto de cualquier tipo de "rareza infantil" :P Bueno, todos menos Sor Sacramento que no tuvo un buen dia.
ResponderEliminarA mí también me encantaba la serie y Maya en particular, ¡es que era chulísima! Seguro que si la viera ahora la encontraría patética, y por eso mismo no lo voy a intentar :D
Muchas gracias por las risas. ¡¡Un beso enooorme!!
El que más fácil accedió fue Don Paco. Me conocía de sobra y sabía que no iba a dar mi brazo a torcer. Lo que él hizo fue, para mí, lo más correcto y solucionó el problema sin inmutarse. Me caía súper bien (¿se nota?).
EliminarMe alegra muchísimo haberte hecho reír, Julia, y que tu también vieras esa serie. A mi me fascinaba, hasta escribí a RTVE para pedir que la repusieran, jejeje
Un beso enorme
Jajajajjajja ¡Madre mía qué atrevimiento!¡Llevarle la contraria a una monja! Me recuerdas tantas cosas cuando cuentas cosas de tu infancia... Yo recuerdo que en séptimo de EGB tuve un pequeño "rifi rafe" con Sore Teresa Luis. Lo cierto es que nada más entrar a clase, ya nos temblaban hasta las pestañas.
ResponderEliminarYo, que siempre he sido pachorra, hablo con lentitud y me dijo algo así como que dejara las gachas en casa y le contestara... En ese momento, me armé de valor y le dije: "¿Me puede dejar expresarme? Le rogaría que dejara de faltarme al respeto y hacer que todas mis compañeras se rían de sus chistes a mi costa" ¡Oye! Mano de Santo. Creo que desde ese día me gané su respeto y nunca nunca más me habló como a las demás niñas.
Un besazo enorme, Chari.
¡¡¡Olé, Macarena!!! Le plantaste cara, con educación y respeto, y le exigiste que se comportara. Estuvo genial, no me extraña que no volviera a meterse contigo y te ganases su respeto. Yo, como ya tenía el odio eterno de Sor Sacra, lo único que me gané fue algún que otro negativo :P
EliminarUn beso enorme
Jajaja, Vaya pieza era de pequeña! Menos mal que no te retaron a que te convirtieras en uno de esos seres o formas en los que Maya se convertía en la serie, jeje. Te hubiera frustrado no poder aceptar el reto. O quién sabe qué habrías hecho.
ResponderEliminarAnécdotas de la niñez parece que tienes muchas y muy divertidas.
Un abrazo, Maya, digo Rosario.
Uff, no quiero imaginar lo que hubiera hecho si me hubieran retado a algo así, no te creas que para ser tan mosquita muerta tenía recursos, jeje.
EliminarEn cuanto a las anécdotas, os cuento las divertidas, que no son demasiadas. De las otras, sobre todo protagonizadas por Sor Sacra, tengo para escribir varias novelas, pero no me merece la pena recordarlas.
Mil besos, Josep
La diferencia entre tu, encantador, profesor de física y Sor Sacramento estriba en que el primero conocía a la perfección el carácter de los niños. Ante algunas cosas es mejor seguirles la corriente, a los niños, y no ponerse a discutir cosas sin importancia.
ResponderEliminarGenial anécdota que dice mucho de ti y de Don Paco.
Yo pienso igual, la conducta de Don Paco fue más lógica, al menos en esta ocasión... tengo otra anécdota que ya os contaré, también divertida y con este profe. Me caía de maravilla, y yo a él.
EliminarUn beso enorme, Kirke
¡Buah, estabas loca, loca...!, pero si te dejaban hacer el papel de Maya en el recreo... casi lo entiendo :). Nosotras siempre teníamos discusiones por quién sería Elizabeth (la "niña de las estrellas", que era mitad humana, mitad lagarto en "V"). Ahora que lo pienso...¡Qué raritas éramos!. Muchos besos!
ResponderEliminarJajajaja, también recuerdo a Elizabeth, jajaja, qué risa, no la recordaba hasta que lo has comentado. También me gustaba "V", siempre me han encantado las series. Y sí que estaba loca, de atar, aquél día me libré por los pelos.
EliminarMil besos, Eva
En lo personal creo que soy mas como el profesor, porque a mi me solían decir que estaba (me lo siguen diciendo) que estoy mas loco que una cabra, jajaja, lo que si es cierto es que eres alguien muy especial, siempre que paseo por tus letras iluminas mi dia, un abrazo enorme Chari
ResponderEliminarPues por eso me caes tan bien, Anto, la gente con esta chispa de "locura" me fascina, como mi profe, que me caía de maravilla. Me alegra que mis escritos te gusten, Anto, y mil gracias por este comentario tan bonito respecto a ellos. Un beso enorme
Eliminar¡No me suena nada esa serie! Pues si que estoy desfasada...
ResponderEliminarAnda, que no eras tremenda ni nada, Maya, ejem quería decir Chari, jajajajaja.
Besito grande.
No me extraña que no te suene, es del año 1976, jajaja. Es que una ya tiene unos añitos... Era una serie estupenda, con grandes efectos secundarios para la época (ahora la ves y te partes) y con un argumento que enganchaba.
EliminarMe dio la manía del personaje y no había quien me lo quitara de la cabeza, siempre he sido muy cabezota, jajaja
Un beso enorme, Sue