Desde los diez
años, he escrito diarios. Mi afición comenzó porque leí en la biblioteca de mi
clase “El diario de Ana Frank”. No sólo me conmovió, también me impresionó lo
bien escrito que estaba (¡¡por una niña tan solo unos años mayor que yo!!) y,
desde el punto de vista literario, se convirtió para mí en un ejemplo a seguir.
Me identificaba con su amor por la escritura.
Recuerdo el
primero que tuve: era pequeño, con las tapas de piel marrón, y el nombre
grabado en letras doradas. El filo de las hojas, el cierre y su llave también
eran color oro. Me encantaba escribir en él. Como Ana, le dí un nombre (el de
una amiga imaginaria a la que llegué a adorar) y le contaba mis experiencias
cotidianas y mis secretos de adolescente.
Éste fue el
primero de muchos, aunque los siguientes (dado el ritmo vertiginoso al que
escribía) los compré más grandes, primero tamaño cuartilla y luego pasé al
folio. Los buscaba
bien bonitos, me salían un pelín caros, pero podía darme el lujo porque sabía
que los iba a aprovechar muy bien.
Los compraba con las tapas
duras, forrados en tela, y con papel grueso, del que admite tanto la pluma como
el bolígrafo y nunca se transparenta. Decoraba mis “entradas” con imitaciones
de cromos antiguos, ilustraciones que calcaba de mis libros favoritos, flores
que yo misma prensaba, fotografías, recortes, dibujitos míos, sellos (filatélicos)
de flores o pájaros… en fin, de todo.
Si los hubiera
conservado todos podría llenar con ellos varias estanterías, pero sufrieron los
efectos de uno de mis “Impulsos Banzai”.
¿No os ha
pasado nunca que se os ocurre algo y lo hacéis, sin poder conteneros, aún a
sabiendas de que luego os vais a arrepentir? Cuando me sucede, es como si me
viera haciendo las cosas desde fuera de mi cuerpo, sin opción para interrumpir
esa actividad. Yo a eso lo llamo un “Impulso Banzai” y cuando uno de ellos me
arremete, no hay nada que hacer. Eso es lo que sucedió con mis diarios. Un día
pensé que ya llevaban mucho conmigo y me deshice de ellos (menuda hoguera
hicieron), y mientras veía cómo se quemaban empecé a lamentarme aunque ya sin
posibilidad de impedir el resultado: dos cubos llenos de cenizas y muchos
remordimientos.
Sigo teniendo
estos impulsos, y también continuo escribiendo estos cuadernos de bitácora
(genio y figura…) aunque ahora lo hago en formato digital. Este blog es mi
nuevo diario, y representa una parte importante de mí misma. En él hablo de mi
pequeño mundo y los seres que lo habitan en forma de poemas, relatos, anécdotas, fotografías e
incluso de estos pequeños pensamientos que tanto dicen de mi forma de ser y mis
sentimientos. La diferencia con mis anteriores diarios es que, en esta ocasión,
las puertas de mi “casa virtual” están abiertas al mundo y he descubierto lo
maravilloso y gratificante que resulta
compartir mi hogar con todos vosotros.
¡¡Que tengáis un día maravilloso!!
Hola!!!!! Yo también escribo diarios, desde los 8 años para ser exactos y conservo muchos pero me arrepiento enormemente de haberme desecho de uno de mi adolescencia en un impulso como el que describes, ahora lo pienso y me da una rabia...
ResponderEliminarMe ha encantado leer lo que hacías en los diarios, yo también lo hacía, prensaba flores, ponía dibujitos, cromos...ainnnns.
Besos y una entrada preciosa.
Si que da pena haber sufrido uno de estos impulsos, pero imagino que, en parte (una parte pequeñita) supuso una liberación. Además, ahora en este mini-apartamento no me cabrían, así que algo bueno he sacado (el que no se conforma es porque no quiere, jajaja).
EliminarUn beso enorme, Gema
Que pena quemar los diarios. A mi me pasó lo mismo no los quemé pero se fueron poco a poco a la basura, hoy no me habría deshecho de ellos, serian muy útiles para poner pensamientos que de niña los dejábamos en esos diarios. Conservo cosas que hice en el colegio como dibujos, ahora estoy de mudanza y tengo algunas cajas cerradas espero que allí encuentra algunos de mis tesoros. Otra de las cosas que me desprendí fueron de las cartas de amor escritas durante el periodo de mili de mi marido y las mías ocupaban mucho sitio en el armario y un día las tiré sólo guardé las postales, un día os haré un post con ellas. Precioso tu post de hoy. Un abrazo
ResponderEliminarYo prefiero el fuego a la basura. El fuego tiene algo mágico, purificador y liberador. Al menos tuvieron un fin digno de un rey vikingo, jajaja.
EliminarEspero que encuentres tus tesoros, y que si los hayas compartas con nosotros alguno de esos dibujos. Yo de una carta de amor soy incapaz de deshacerme, conservo las de mi "ex", fíjate.
Muchos besos, Mamen
Yo también tuve uno muy parecido al primero tuyo, y aún lo conservo con mucho cariño porque me lo regaló mi padre. Con el tiempo he ido escribiendo cosas en hojas sueltas (que también conservo), pero...¡no conozco ese ímpulso que citas! jamás lo he tenido ni creo que lo tenga porque me cuesta horrores 'desprenderme' de las cosas ;-)
ResponderEliminar¡Un beso, Chari! Gracias por el día maravilloso, espero que tú también lo tengas.
A mi también me cuesta desprenderme de las cosas, pero esos "impulsos" me llevan a cataclismos como el que cuento hoy. Y lo malo es que no aprendo, me sigue ocurriendo igual hoy en día.
EliminarMe alegra que conserves ese diario, seguro que es un recuerdo muy especial.
Un beso enorme, Chelo
Hola. Yo también llevo un diario (a veces "anuario") desde los quince años. Los conservo todos. No lo he adornado con cromos pero sí que pego en sus páginas recuerdos significativos para mí, como por ejemplo billetes de tren de algún viaje importante, entradas de cine, flores secas de mi ramo de novia... Como dice un amigo muy querido para mí: "la palabra más importante del diccionario es RECORDAR". Mi diario me ayuda a eso. Es la herencia que le voy a dejar a mi hijo. Ruego que a él no le dé un "impulso Banzai" jejeje. Besos y abrazos.
ResponderEliminarHola, Luy. En los diarios yo también pegaba billetes de tren y entradas de cine. Espero que en ningún momento sufras uno de esos impulsos, seguro que a tu hijo le hace mucha ilusión conservar tu diario como recuerdo, es una idea preciosa. Yo tengo aún las poesías de mi abuelo, y las recetas de mi madre y mi tía, y también tres diarios de viajes que se libraron de la quema... ¡¡que no te pase como a mí!!
EliminarMil besos
De adolescente yo también escribí un diario, y cuando digo uno lo digo en sentido literal. Sólo escribí "uno", de hecho ni siquiera lo terminé. Al contrario que tú yo no le echaba tanta imaginación al escribirlo, no tenía ni dibujos ni nada que lo adornara. Hasta yo me aburrí. Todavía anda por ahí, ni siquiera se me ocurrió quemarlo. Qué triste.
ResponderEliminarSupongo que quemar todos tus diarios fue una especie de catarsis y significó una ruptura con una etapa de niñez-adolescencia, un pasar página. No sé si yo hubiera sido capaz, me ha parecido muy valiente por tu parte.
Un besote.
No fue valiente, qué va, fue el puñetero impulso. En ese momento me pareció una idea genial pero aún me arrepiento. Y quemé diarios escritos incluso en mi edad adulta... en fin, que más que catarsis fue locura temporal transitoria, jajaja.
EliminarUn beso enorme, Kirke
Me gustan esos impulsos, pues te salen de dentro. No te arrepientas. Hecho esta.
ResponderEliminarYo también escribía, no diarios, sino chorradas varias: campeonatos ficticios de baloncesto y futbol (en los que siempre ganaba España), programaciones de televisión (con mis programas favoritos), etc, etc..
A mi más que gustarme me dan miedito, nunca se sabe lo que voy a salir perdiendo, jajaja
Eliminar¿Conservas las "chorradas varias" que escribías? Espero que sí, siempre es divertido recuperar parte de la magia del pasado, por eso sí me arrepiento a veces de la hoguera que hice.
Mil besos, Kike, me alegra tenerte aquí :)
Hola. me alegra leer que no soy la única que sufre del “Impulso Banzai”. También tiré diarios y colecciones que tenía y ya desde el primer momento sabía que me iba a arrepentir pero creo que en determinadas siuaciones d enuestra vida tenemos que dejar espacio para nuevas experiencias y hobbies. Me alegra leer que ahora tu diario es tu blog y todos participamos y compartimos un poco tus pensamientos e ideas. Seguimos en contacto
ResponderEliminar¡¡Bien, alguien como yo!! Me alegra ver que no soy la única que sufre de estos accesos, jajaja. Es verdad, creo que en mi caso fue eso que dices: quise hacer espacio para nuevas experiencias (los hobbies siguen siendo los mismos). Y es bonito tener un blog, además de plasmar impresiones recibes las de los demás y eso es muy gratificante.
EliminarMuchísimas gracias por tu precioso comentario y feliz día, Marta
Hola, Chari! Yo también escribía diarios. También acabé en tamaño folio, como tú y, al igual que a te ocurrió, un día tuve un impulso (un impulso repentino e incomprensible)...
ResponderEliminarDecirte, que me encanta asomarme a tu mundo. Un beso enorme
Otra más para el club, jajaja. ¿¿Por qué nos darán esos impulsos?? Mira que intenté razonarlo luego, pero a día de hoy no sé qué me dio.
EliminarA mi también me encanta verte aquí y compartir el tuyo, Eva. Un beso enorme
Son esas decisiones de las que te arrepientes o no, pero que ahí están para tomarlas o dejarlas. Impulsos ciegos que se llaman.
ResponderEliminarYo me deshice de diarios (también los escribía de adolescente) y de cartas, de esas me arrepiento un poco el haberlas destruido.Son etapas y hay que asumirlas, en definitiva nada va a permanecer después de que nos vayamos.
Besos
Hola, Francisco. Yo me deshice de cartas, muchísimas, pero de esas me arrepiento menos, tenía demasiadas (hablo de cajas llenas). Con algunas de las personas que me escribía sigo en contacto, así que no hay problema. Las otras, se quedaron en el olvido así que ¿para qué guardar nada suyo? Como dices, son etapas que hay que asumir. Pero lo de los diarios me dio penita... un impulso de lo más ciego, de verdad. Mil besos
EliminarYo tenia y de hecho los conservo todavía varios diarios que me compraron mi madre y mi tia pily en sendos cumpleaños en mi adolescencia y escribía en ellos, desde luego son solo dos pero son un grato recuerdo, espero que no me de el impulso que ya sabes que yo también lo soy y me haga por desacerme de ellos. Los cromos y el dibujo son una preciosidad al menos algo de ello conservas. un beso enorme. TERE.
ResponderEliminar¡¡Qué bien que los conserves, Tere!! Fíjate, de eso no habíamos hablado nunca. Espero que nunca te de por deshacerte de ellos. Además, tu no vas a tener problema para guardarlos, son sólo dos, y seguro que el día de mañana a tu hijo le hará ilusión leerlos.
EliminarUn beso enorme
Nunca fui de escribir diarios, sin embargo, me he sentido muy identificado aquí con los impulsos camicazes. Son suicidas de verdad. A mi me han dado tremendos disgustos. Como aquel en que me deshice de todos mis dibujos. Los recuerdo con ojos húmedos. Gran texto, Bravo!
ResponderEliminar¿¿Verdad que son camicazes y no te dejan opción?? Lo siento por lo de tus dibujos, Miguel Ángel, se bien lo que debiste sentir.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, un beso enorme
Os doy las gracias por compartir sus puntos de vista acerca de cómo mantener un diario en esta entrada, Chiari. Nunca se quedó con uno porque mi vida en el hogar estaba lejos de ser privado. Mi madre y mi hermana mayor (7 años mayor que yo) eran micro-gestión de mi vida, incluso hasta el color de las medias en el cajón de los calcetines! No era seguro para mí escribir nada y tienen que encontrar. Esas cosas que he escrito estaban en un calendario y que fueron objeto de preguntas, así que dejé de escribir en eso también.
ResponderEliminarGracias por compartir lo que se tiene a la suya ti. Soy capaz de disfrutar de ella ahora, 46 años después de lo que me queda el hogar!
I thank you for sharing your views about keeping a diary in this entry, Chari. I never kept one because my life at home was far from private. My mother and older sister (7 years my senior) were micro-managing my life, even down to the color of hosiery in my sock drawer! It was not safe for me to write anything and have it found. Those things that I did write were on a calendar and they were the subject of questions so I stopped writing on that as well.
Thank you
for sharing what you have from yours. I am able to enjoy it now, 46 years after I have left home!
Uy, Paula, cómo entiendo lo que cuentas de la poca privacidad de tu casa. En la mía éramos cuatro hermanos, y uno de ellos el ser más cotilla de la creación. Si no quería que me los tocara, tenía que tenerlos bajo llave... No me extraña que no te apeteciera escribir diarios.
EliminarUn beso enorme, Paula
Como ya saben muchos de mis escritos antiguos y obras de arte también se perdieron durante el incendio. También he reconstruido gran parte de mi pasado en mi blog también. Algo así como un diario de lo que fue, lo es, lo que había deseado ser, había fantasear, soñar y aspiraba a ser, hasta el punto en el que realmente vivido la parte del personaje que escribí sobre. En mis escritos siempre he quedado como una muchacha joven, nunca envejecer, incluso hasta nuestros días. Gracias gracias por compartir querido amigo, como siempre he disfrutado de la lectura de su entrada.
ResponderEliminarYo también me siento como tu en mis escritos, como una muchachita, alguien que jamás envejecerá. Es bonito ¿verdad? sentirse así y poder fantasear, no importa la edad que tengas... me alegro de que hayas compartido este pensamiento conmigo, Cindy, identificarme con vosotros me hace muy feliz.
EliminarMil besos, querida amiga
Jajajaja, también soy de esos impulsos... de hecho he escrito desde pequeña, pero esos banzai pudieron con ellos ;)
ResponderEliminarBeso grande!!!
Esos impulsos son terribles, y sigo igual, no cambio por mucho que haya entendido que NO SON BUENOS... ¡¡qué cruz!!
EliminarUn beso enorme, Flora
¿y no te partió el alma quemarlos??
ResponderEliminarYo no he sido de mucho diario, la verdad. Sí que a veces escribía en ellos, pero a raíz de hacerme adolescente y escribir cosas que si mi madre me pillaba, me cortaba el cuello... los rompí en trocitos y los fui tirando en distintas papeleras.
Fíjate qu aún recuerdo perfectamente cómo eran por fuera...
BEsotes
Sí que se me partió el alma, pero ya cuando me di cuenta de lo que había hecho, que fue el momento de tirar las cenizas... soy un caso. Mi madre jamás me miró un diario, pero uno de mis hermanos iba todo el rato detrás... no me extraña que te deshicieras de los tuyos :)
EliminarUn besote, amiga
Ese impulso sirve para más cosas y el nombre es muy acertado. Tus diarios y el impulso ha sido una buena unión. Un beso.
ResponderEliminarSí que sirve para más cosas, lo sigo padeciendo y sufriendo los resultados, jajaja. Me alegra que te haya gustado, José. Un beso enorme
EliminarQué entrañable entrada. Ahora que escribí lo de aquella libreta, la única y ya a los 18 años, me quedé pensando en cuántas cosas valiosas habré tirado y que me arrepentiré de haber hecho. Pero a lo hecho pecho.
ResponderEliminarSabes qué es lo mejor, que si tú lo deseas así, este diario virtual puede ser eterno y vagar por el internet hasta el fin de los tiempos =D
Un placer como siempre Chari.
Beeeeesos (este es el saludo secreto del club de las ovejas negras)
Jjajajaja, Gildardo, me encanta el saludo. ¡¡Me has hecho reír!!
EliminarMe gusta muchísimo la idea de que este diario virtual sea eterno, qué bonito, vagando por el ciberespacio para toda la eternidad... me parece un concepto delicioso, gracias por compartirlo conmigo.
Y claro, te mando mil Beeeeesos, jajaja.
Coincido con casi todo lo que dices, cuando describes el primer diario me parece estar viendo el mío, igual de marrón y dorado, aún lo conservo, pero no íntegro. Por supuesto de la famosa Ana Frank. Luego han seguido más, y sigo utilizándolos, pero también lo digital ha tomado protagonismo.
ResponderEliminarUna entrada muy personal y entrañable, Chari. Gracias por compartirla.
¡Un montón de besos!!
Eran preciosos esos diarios, tan chiquititos y bellamente encuadernados. Ojalá lo conservara, espero que tu no te deshagas nunca del tuyo.
EliminarMe alegra que mi entrada te haya gustado, Mila. Un beso enorme
Yo también tengo esos impulsos, más a menudo de lo que desearía, pero mi único diario se viene salvando del Banzai. De todas formas, al llevar la autoría de un blog, tienes más que un diario en la nube. Lo importante es que nunca se te vaya a dar por el impulso de hacerlo desaparece, por favor, Chari ;)!
ResponderEliminarUn beso grande!
Fer
Noooo, espero que no me de jamás ese impulso, Fer. Y después de leer vuestros comentarios, en especial el de Gildardo y el tuyo, menos aún.
EliminarMil besos, querida amiga
Ains Chari. Que yo tengo cromos antiguos que eran de mi abuela y aún los conservo... ¡Cuánto me gustaban! No te haces una idea de cuánto me he sorprendido al verlos. Eres un amor, qué buenos recuerdos me traes siempre.
ResponderEliminarUn besazo
Hola, Macarena. Conservo aún algunos de los cromos que me compraba mi abuela cuando era niña, los tengo pegados en un cuaderno precioso, y he escaneado algunos para mostrároslos en otra entrada... sabiendo que a ti te gustan, lo hago más feliz incluso.
EliminarMil besos
Chari tu me llevaste hacia el mas profundo de mis sentimientos porque yo cuando yo cuanod era una niña yo llevaba un diario y le contaba muchas cosas preciosas de mi misma y que me lleva desde las emociones que me indicaban lo que sentia un abrazo muy fuerte de tu amiga que te quiere mucho
ResponderEliminarAna Maria
¡¡Qué bien que tuvieras ese diario, Ana María!! Es bonito poder registrar las emociones y sentimientos, para un adolescente es importante y a los que nos gusta escribir nos va bien a todas las edades :)
EliminarUn beso, querida amiga
El diario de Ana Frank ha servido de inspiración a muchas generaciones, yo también fui una de ellas y mis diarios me han acompañado hasta ahora, forman parte de mi. Guardan el cambio de tinta, dibujitos, hasta huellas de los dedos o flores secas, Linda entrada Chari. Gracias por compartir tu diario digital. Espero que no sufras un arranque Banzai. Cariños
ResponderEliminarUy, huellas de los dedos... eso no lo he hecho nunca, y me parece una idea deliciosa...
EliminarCreo que este diario digital jamás sufrirá un ataque Banzai, y menos después de vuestros magníficos comentarios.
Mil besos, María Eugenia
Desconocía ese término, impulso Banzai, pero me lo aplico. En casa todos estábamos afectados por ese maldito impulso y ahora, después de toda una vida, echo de menos cosas que coleccionaba y ciertos "artilugios" que desaparecieron sin más. Ahora recorro mercadillos para ver si encuentro una réplica de ellos, jaja
ResponderEliminarMe ha gustado este episodio que nos has contado, parte del diario de tu vida.
Un abrazo.
El término lo he acuñado yo, Josep, porque me encanta inventar palabros de este estilo, jajaja. Es otra de mis peculiaridades.
EliminarYo también hecho de menos esos diarios, pero cuando me da el impulso, sé que no hay nada que hacer.
Me alegra que te haya gustado la entrada, Josep, la he compartido con mucho cariño. Un beso enorme
¡¡Si supiera cómo, lo patentaba!! Qué ilusión que algo que he inventado yo salga lo primero en Google, jajaja
ResponderEliminarEspero que, si tienes uno de esos momentos, no acabes arrepintiéndote. A veces, pasa.
Un beso enorme, Julio David
No soy de escribir diarios pero si cuadernos llenos de ideas y notas, mira que soy impulsiva pero tanto como para prenderles fuego aún no, soy más de cachitos diminutos jajaja. Un besazo enorme y me encanta conocerte cada día un poco más.
ResponderEliminarTambién soy mucho de cachitos diminutos, pero si vieras la cantidad de cuadernos que quemé... me hubiera quedado sin las yemas de los dedos. Espero que nunca te de un impulso como éste.
EliminarMil besos, Mariola
Recuerdo ahora otra entrada tuya, Chari, sobre esa colección de dedales que atesoras y ahora cuando mencionas lo del impulso Banzai respecto a haber destruido tus diarios, pues te comento que en mi caso no por impulso Banzai, sino por traslados de domicilio fui perdiendo muchos objetos antiguos y algunos de mi familia también, pero en cambio, sigo atesorando mi diario de adolescente, ya que por esa época es cuando por fin me regalaron un diario de tapas de piel en rojo y con su cerrojito dorado y llave. El caso es que no escribí demasiado tiempo en él, fue cosa de algunos años, pero luego al acabar mis estudios y carrera acabé por perder esa costumbre y lo dejé guardado en su caja de cartón granate envuelto en su papel de seda blanco y lo más sorprendente es que continúa a mi lado, a pesar de tantas mudanzas y años pasados.
ResponderEliminarMilesss de besosss
Me alegra que conserves ese diario, Estrella, son recuerdos preciosos. De veras que aún no sé por qué me dio por ahí, supongo que me agobiaría la falta de espacio... o qué sé yo. Cosas que pasan.
EliminarMi consejo: sigue conservando ese diario, seguro que no te arrepientes.
Un beso enorme